Cerca del 70% de los microbios de la Tierra vive en sus profundidades, en rocas que fueron consideradas estériles pero donde abundan bacterias y organismos unicelulares, según varios científicos que, por primera vez, han estimado la magnitud de esta vida "intraterrestre".

Cientos de investigadores internacionales miembros del programa Deep Carbon Observatory publicaron este lunes en la cumbre estadounidense de geofísica, en Washington, la suma de sus trabajos, según los cuales la vida profunda representa una masa de 15.000 a 23.000 millones de toneladas de carbono, de 245 a 385 más que los 7.000 millones de humanos.

Eso nunca había sido cuantificado, ya que antes la comunidad científica no disponía de observaciones puntuales.

Los participantes de esta colaboración internacional, que se efectuó a lo largo de diez años, llevaron a cabo cientos de perforaciones bajo continentes y océanos.

Un barco japonés perforó 2,5 km bajo la placa oceánica, capturando microbios que nunca habían sido observados y que vivían en una capa de sedimentos de 20 millones de años.

"Los microbios viven por todas partes en los sedimentos", dijo a la AFP Fumio Inagaki, de la Agencia japonesa para Ciencias Marinas y de la Tierra. "Están ahí y esperan... todavía no entendemos sus mecanismos para sobrevivir a largo plazo", apuntó.

Esos organismos viven varios kilómetros debajo de la superficie, en la corteza terrestre, y aparentemente han evolucionado de forma independiente de la vida superficial.

"Son nuevas ramas del árbol de la vida que existen en la Tierra desde hace miles de millones de años, sin que nunca las hayamos tenido en cuenta", dijo a la AFP Karen Lloyd, de la Universidad de Tennessee.

Estos microbios son principalmente bacterias y microorganismos unicelulares, y algunos de ellos son zombies: utilizan toda su energía para sobrevivir, sin ninguna actividad, en áreas aisladas de la superficie desde tiempos inmemoriales, desde hace decenas de millones de años o más.

Sometidos a una presión extraordinaria y privados de nutrientes, algunos no se reproducen y no tienen ninguna actividad metabólica para recuperarse.

Otras bacterias, por el contrario, tienen una cierta actividad y fascinan a los biólogos porque funcionan en un sistema que no tiene nada que ver con la superficie terrestre, donde toda la cadena alimenticia depende de la fotosíntesis, que hace crecer a las plantas y que permite nutrirse a un conjunto de organismos.

"Su fuente de energía no es el sol y la fotosíntesis", señaló a la AFP Bénédicte Menez, responsable del equipo de geomicrobiología del Instituto de Física del Globo de París. "Aquí lo que hace funcionar a las comunidades es la quimiosíntesis, obtienen su energía de las rocas cuando estas se alteran".

- ¿Para qué sirven? -
El récord de las observaciones lo ostenta un organismo unicelular bautizado Geogemma barossii que ha sido hallado en unas fuentes hidrotermales en el fondo de los océanos: vive, crece y se reproduce a 121°C.

La vida profunda sigue siendo un misterio científico formidable. ¿Cómo se propagan los microbios bajo tierra? ¿Descienden de la superficie o se generan en el interior de la Tierra? ¿Hasta que profundidad hay vida? ¿Cuáles son sus fuentes de energía principales? ¿Metano, hidrógeno, radiaciones naturales...?

"Los científicos todavía no saben cómo afecta la vida subterránea a la vida superficial y viceversa", dice Rick Colwell, de la Universidad del Estado de Oregón.

Los humanos acumulan proyectos de explotación del subsuelo profundo para almacenar, por ejemplo, CO2 o para enterrar proyectos nucleares, pero hasta ahora estos proyectos consideraban que las profundidades eran "globalmente estériles", dijo Bénédicte Menez. Sin duda las interacciones han sido subestimadas.

Ahora "hay una verdadera toma de conciencia de este impacto de la vida en las profundidades de la Tierra", añade.

El descubrimiento cambia también nuestra percepción sobre otros planetas como, por ejemplo, Marte, donde sabemos desde hace años que hay agua líquida pero seguimos buscando indicios de vida.

Saber que a niveles de presión y de temperatura extremos pueden vivir algunos microbios "puede ayudarnos a buscar mejor en otros planetas", explica Rick Colwell, que enseña astrobiología en Oregón.