La degradación ambiental y la exclusión han impedido el desarrollo económico de El Salvador, por lo que deben lograrse consensos de país que contrarresten estos patrones, aseguró Nelson Cuéllar, director adjunto del Programa Regional de Investigación sobre Desarrollo y Medio Ambiente (Prisma).
La Red de Investigadores del Banco Central de Reserva (Redibacen) presentó este jueves la investigación de Prisma denominada ”Dinámicas de exclusión y degradación ambiental en El Salvador”.
"Hay un patrón que establece puntos críticos en el país, en los que prevalecen la exclusión y degradación, que nos llevan a una enorme inseguridad y una alta vulnerabilidad por el contexto del cambio climático", explicó Cuéllar.
Para un país que goza de bono demográfico, con una mayor cantidad de personas en edad productiva, El Salvador debería lograr un mayor desarrollo económico por su incipiente fuerza laboral. Hasta 2015, el país contaba con 6.5 millones de habitantes, de los cuales 4.1 millones formaban parte de la Población Económicamente Activa (PEA).
No obstante, este desarrollo se ha delimitado a la zona urbana, principalmente al Área Metropolitana de San Salvador (AMSS), que obliga además a una mayor explotación de recursos en estas zonas y la exclusión del resto del territorio.
Los resultados del estudio muestran, además, que El Salvador agotó su frontera agrícola a mediados del siglo pasado y ahora atraviesa cambios en el uso de su suelo, expandiendo la zona urbana en tierras agrícolas.
"Las zonas urbanas aumentan y están utilizando áreas que antes se dedicaban a granos básicos y cafetales", explicó Cuéllar, quien agregó que esto hace al país mucho más vulnerable al cambio climático.
Par contrarrestar estos efectos, aseguró, es necesario que se implemente "una transformación productiva en el agro, una transformación de prácticas de producción", y lograr que la restauración ambiental "forme parte de una apuesta de nación".