Álvaro Montenegro, en una concentración en la Plaza Central de Guatemala. /A.M.


Álvaro Montenegro, es un periodista y escritor guatemalteco. A sus 28 años, junto a otros seis compatriotas de entre 23 y 55 años, crearon el el movimiento #RenunciaYa, después rebautizado como #JusticiaYa, central en las protestas que impulsaron la renuncia del presidente de Guatemala Otto Pérez Molina. Junto a sus amigos, convocaron a través de un evento de la red social Facebook en protesta a Otto Pérez Molina y Roxana Baldetti. Luego se coordinarían con otros grupos que buscaban objetivos similares. Sin tarima, sin vinculación a partido político y totalmente plural, el movimiento lograría convocar manifestaciones durante 20 sábados seguidos, llenas de indignación y hastío contra la corrupción y con el característico humor de los guatemaltecos.

El movimiento se convocó en Facebook y tuvo un gran impacto, según Montenegro gracias a “un diseño creativo y una línea gráfica que daba cierta continuidad entonces a la gente le atrajo la idea y llegó”.

“Luego fuimos conociendo a muchos grupos que también convocaban y nosotros comunicábamos de todas las protestas que se hacían todos los sábados a las tres de la tarde en la plaza central”, comenta. No había acarreados, ni comida, ni dinero para los manifestantes, como suele suceder en las manifestaciones de partidos políticos.

“No había necesidad de financiamiento pues todo fue voluntario. Pedimos que no hubiera tarima pues no se pretendía impulsar ningún liderazgo, se aclaró que no estábamos vinculados a ningún partido político y no recabaríamos firmas ya que había antecedentes de que se podrían usar para otros propósitos y llamamos a que fuera pacífico y lo más plural posible”, relata Montenegro.

A diferencia de lo que se cree en El Salvador, las manifestaciones sufrieron el rechazo de los grupos económicos porque varios de los ministros de Pérez Molina, venían de las gremiales empresariales y solo en los últimos días del mandatario, terminaron renunciando ante la presión popular.

“Los grupos de poder económico rechazaron la primera manifestación por considerarla que era por intereses difusos, ya que muchos de los ministros venían de este sector. Había incertidumbre de quién convocaba porque éramos ciudadanos comunes, sin ninguna vinculación a partidos políticos”, sostiene Montenegro.

El periodista y analista político, Gustavo Berganza, coincide con Montenegro: “las manifestaciones surgieron de manera espontánea, mediante convocatoria en redes sociales. No es un producto de decisiones de grupos de poder”. José Rubén Zamora, el director de El Periódico piensa de manera similar: “los grupos de poder estaban aliados a Pérez Molina y a Baldetti y el movimiento ciudadano los dejo paralizados fuera de base”.

Gabriela Carrera, politóloga de la Universidad Rafael Landivar , profesora de Pensamiento político y una activa participante de las manifestaciones, sostiene que “desde la perspectiva de quienes estuvimos en los colectivos, en las universidades, en la Plaza, sabemos que fue una expresión genuina y espontánea de indignación. #JusticiaYa, una página en Facebook que antes se llamó #Renuncia ya”.

“La indignación fue genuina, y legitimó una agenda con demandas e intereses claros, la responsabilidad es de los colectivos que tengan su propia agenda”, agrega Carrera.