El príncipe Enrique y su esposa Meghan visitaron este miércoles el centro turístico neozelandés de Rotorua para poner fin a su gira por el Pacífico, que confirmó la popularidad de la nueva integrante de la familia real británica.

Meghan, mostrando lo que el príncipe Enrique define cariñosamente como "nuestro pequeño bulto", atrajo multitudes en Australia, Fiyi, Tonga y Nueva Zelanda, en su primera gira internacional desde el matrimonio de la pareja, en mayo.

La exactriz estadounidense y su esposo asistieron a 76 actos en 16 días de visita por las antiguas colonias británicas. En algunas ocasiones, Meghan llevó cuatro modelos diferentes en un mismo día.

Aunque mantuvieron la inevitable formalidad durante los encuentros con mandatarios, los integrantes del público que conocieron de cerca a la joven pareja los describieron como agradables y con los pies en la tierra.

Meghan, de 37 años, no se limitó a los actos ceremoniales y participó de buen grado en una competición de lanzamiento de botas, además de detener en varias ocasiones a la comitiva real para saludar a niños.

"Eran muy agradables, habladores y relajados", dijo Milan Chapman, una adolescente que los conoció en Isla Sur, en Nueva Zelanda.

La gira comenzó con el anuncio de que la pareja espera su primer hijo para inicios del año que viene.

Meghan, duquesa de Sussex, pronunció varios discursos en apoyo al empoderamiento de las mujeres.

"Cuando a las chicas se les dan las herramientas para tener éxito, pueden crear futuros increíbles, no solo para sí mismas, sino para todos quienes las rodean", aseguró en Fiyi.

En Wellington defendió el "feminismo, una cuestión de justicia", y los derechos humanos para todos, "incluidos los miembros de la sociedad que han sido marginados por razones de raza, genero, etnia u orientación".

Enrique también aprovechó esta gira para defender sus causas predilectas, como la salud mental y los Invictus Games, un evento deportivo del estilo de los Juegos Olímpicos pensado para soldados heridos que ayudó a fundar en 2014.

En el cierre de este acontecimiento deportivo, el sábado en Sídney, Enrique se refirió a la necesidad de hablar abiertamente sobre la ansiedad, el estrés y la depresión.

"Yo he estado ahí, ustedes han estado ahí y ahora debemos dirigirnos a quienes nunca podrían imaginarse en ese lugar", dijo.