Wood ha hablado sobre la famosa trilogía en el podcast 'Armchair Expert', de Dax Shepard y Monica Padman, en el que ha comentado esta anécdota que, comienza a mediados de los años 90, cuando Miramax compró los derechos para una adaptación cinematográfica de la aclamada obra de Tolkien. La compañía de Weinstein había invertido varios millones en llevar los libros a la gran pantalla.
El épico proyecto fue tomando forma y Peter Jackson y su socia y pareja Fran Walsh se dieron cuenta de que no iba a poder realizarse de la forma en que ellos lo habían planificado, incluido la línea temporal de los hechos de los libros. Debido a grandes desacuerdos a nivel creativo, Jackson y Walsh pidieron a Weinstein poder llevarse la adaptación a otro estudio que sí respetase su visión creativa.
"Y Miramax aceptó con la condición de que sucediesen dos cosas. Una era que [Jackson y Walsh] llegasen a un acuerdo en ese fin de semana [que Weinstein les daba de plazo]. La otra era que el nuevo estudio debía aceptar producir la saga completa", comentó Shepard sobre lo que se lleva comentando acerca de cómo Weinstein impuso condiciones imposibles para evitar perder los derechos -a pesar de que no tenía tampoco intención de seguir adelante con la adaptación-.
Las condiciones imposibles de Weinstein
Wood confirmó estos comentarios. "El período ventana fue una auténtica locura. [Jackson y Walsh] fueron a la caza y captura. Peter hizo un vídeo de presentación bastante impresionante y lo mostró a varias compañías. La mayor parte era reticente a la idea de producir más de una película. Lo habitual era invertir en la primera, ver sus resultados y luego producir el resto", explicó el actor.
A pesar de las condiciones imposibles, Jackson y Walsh debían conseguir un nuevo estudio en apenas un fin de semana, el cineasta neozelandés logró in extremis un acuerdo con Bob Shaye, de New Line Cinema, quien accedió a producir la saga entera.
"Creo que hablaro de que fuesen dos películas y fue el propio Bob Shaye quien propuso que fuese una trilogía, lo cual fue una locura", argumentó Wood. "Fue un riesgo increíble. Miramax pensó que no tenían posibilidad alguna", agregó el intérprete, pues Weinstein no se esperaba que Jackson y Walsh lograsen un nuevo contrato en tiempo récord.
Y es ahí donde surge la anécdota del orco con cara de Weinstein. "En el podcast que tienen Dom [Monaghan] y Bill [Boyd], 'The Friendship Onion', hablaron con Sean Astin sobre los primeros recuerdos que tuvieron cuando llegaron a Nueva Zelanda", comienza a relatar. "Habíamos visto las máscaras de los orcos. Y una de ellas, lo recuerdo vívidamente, estaba diseñada para parecerse a Harvey Weinstein", comentó el actor entre risas. Una forma de 'agradecimiento' al productor de haberse podido liberar de su compañía.