Un monitoreo continuo y mejorado en el volcán de San Salvador es lo que se debe tener, según el vulcanólogo de la Universidad de El Salvador (UES), Francisco Barahona.
“A nuestro juicio el volcán requiere de mejoramiento del sistema de monitoreo. Lo tenemos. Bueno, no lo tenemos del todo bien monitoreado y tenemos algunos datos del 2013 y 2016. Sin embargo, (del) 2014 y 2015 no se tienen datos porque no ha habido presupuestos para hacer estos monitoreos”, dijo el vulcanólogo.
Según Barahona, en el 2013 se hicieron nueve medidas de 34 puntos y siete en el 2016 y al comparar la estadística básica de esas mediciones y de esas variaciones, se han visto cambios significativos, que podrían ser indicadores de un proceso de ascenso de magma en el grande de San Salvador.
“Si han habido cambios, que hipotéticamente estoy asumiendo, que son debidos al ascenso de magma y liberación de gases en profundidad en ciertos momentos del 2013 y 2016, no sé qué paso en 2014 y 2015”, explicó.
Sin embargo, el coordinador del área de vulcanología del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Eduardo Gutiérrez, aseguró que el monitoreo es constante y que el resultado arrojado es que es un volcán activo.
“El volcán se encuentra en un momento de una etapa normal de su actividad, es decir, que siempre tenemos unos sismos, tenemos un campo fumarólico, pero ésta se establece en su línea base. Lo que nos indica que el volcán se encuentra activo, pero en su periodo de normalidad”, dijo Gutiérrez.
Por otra parte, la ministra de Medio Ambiente, Lina Pohl dijo que se tiene controlado por medio GPS y que con eso se puede advertir si el coloso se ensancha y que lo más necesario es tener preparado un sistema de alerta temprana.
Según Barahona, los cambios que se vieron como los enjambres sísmicos, en los meses pasados, pueden ser una incidencia temprana de un proceso de magma que puede estar ocurriendo justo antes de un episodio eruptivo.