El caudal del río Grande se salió de control durante la noche del 1 de junio y la madrugada de ayer hasta desbordarse e inundar unas 28 viviendas del caserío Santa Fidelia, cantón La Canoa, en San Miguel.
Según uno de los habitantes del caserío, José Antonio Martínez, es la primera vez que el desborde “es tan fuerte”, a pesar que la alcaldía construyó la borda.
Las familias evacuadas fueron llevadas al centro escolar del caserío, en la noche del lunes, pero ayer abandonaron el albergue para cuidar sus pertenencias y ganado. “Ahora no se quieren salir y el río está creciendo más”, dijo el líder comunal, Manuel Hernández.
El alcalde de San Miguel, Miguel Pereira, habilitó el albergue de Santa Fidelia y dijo que el departamento ha recibido cerca de 580 milímetros de agua lluvia, cuando lo normal ha sido unos 400 en todo un invierno.
El pasado lunes, Pereira también habilitó un albergue en la escuela del caserío El Huiscoyol, en el cantón Anchico, donde unas 40 familias habían resultado afectadas por inundaciones a causa de las lluvias remanentes de la tormenta Amanda.
Además del cantón La Canoa, las lluvias y las inundaciones también afectaron el cantón Miraflores.
“Esto es bien difícil, porque los afectados pasan todo el año arreglando los daños. Hay familias que la corriente les lleva todo, a otras les destruye su casa porque son de paredes de lodo, así deben limpiar y reconstruir poco a poco, si es que hay dinero para materiales”, aseguró José Félix Mancía, quien es promotor de salud del caserío Santa Fidelia, desde hace 36 años.
Además de los daños que dejan las lluvias, según Mancía, la gente debe lidiar con las enfermedades causadas por la humedad y los hongos, en su mayoría, enfermedades respiratorias, pero lo más grave -según él- será recuperar las tierras para las cosechas.
El alcalde de San Miguel dijo que se han afectado, al menos 147 manzanas de cultivos y unas 35 son de hortalizas.
El desborde del río Grande de San Miguel también provocó la inundación en el tramo de la carretera Litoral, a la altura del kilómetro 132.
El agua alcanzó unos 60 centímetros de algo y provocó que vehículos livianos no pudieran circular.
Los únicos que lograban pasar con precaución eran vehículos pesados, sin embargo, algunos vehículos livianos pasaron empujados de varias personas, a pesar de las advertencias de los agentes de la Policía Nacional Civil.
Mientras que la carretera Panamericana, a la altura del desvío Febles fue cerrada por más de dos horas, al desplomarse un árbol de gran magnitud, que cedió por la saturación de agua en el suelo, según el alcalde.
Según el Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Marn) en el volcán de San Miguel ha caído un acumulado máximo de 641.2 milímetros de agua lluvia, desde el sábado hasta ayer a las 7:00 de la mañana.
Según el reporte de hidrología, hay una probabilidad alta de desbordamientos en el volcán, cuyos reservorios (lagunas para detener el material volcánico) han empezado a llenarse y a amenazar a los habitantes de la zona.