Gladis Mabel Ulloa tiene 73 años y desde que entró en vigencia el Documento Único de Identidad, mejor conocido como DUI, desapareció del Registro Nacional de Personas Naturales.
“La situación mía es difícil porque yo sólo tenía cédula de identidad, pero cuando me tocó sacar el DUI, ya no pude porque me pidieron la partida de nacimiento y no la tengo y desde entonces ya no tengo identificación”, relata doña Gladys Ulloa.
La mujer no puede solicitar su partida de nacimiento porque en la época del conflicto armado, en 1985, la guerrilla incendió la alcaldía de Chinameca, en San Miguel, donde estaba su documento.
“Ya me anduve buscando de la ceca a la meca y me mandan para San Salvador, y yo anantes conozco aquí y me dicen que pague abogado ¿y cómo?, si yo de lavadas vivo”, relata la septuagenaria, que vive en el cantón Conacastal de Chinameca.
Gladis tampoco fue bautizada y no tiene fe de bautismo, así sus esperanzas de legalizar su identidad se pierde.
“Mi última hija fue asentada por sus padrinos, porque yo no contaba con el DUI para poder darle mi apellido”, narra la mujer de pelo cano.
La situación ha imposibilitado que la mujer pueda salir a comprar, según el número de DUI, durante la cuarentena especial por la pandemia del COVID-19, mucho menos para ser candidata o beneficiada con los $300 que entregó el gobierno.
El alcalde de Chinameca, Roger Merlos, dice que son 25 familias que desde 1985 no tienen partidas y con el tiempo han tenido problemas con su identidad; la alcaldía les proporciona personería jurídica para que los casos pasen al juzgado de familia y hagan todos los trámites.
Gladys espera recibir el apoyo y la asistencia del edil de Chinameca para obtener su dui antes de perder la vida y que sus hijos no tengan complicaciones a la hora de sepultarla.