Los habitantes del caserío Las Casitas, en el cantón Cerro Bonito, San Miguel, se niegan a que en su cementerio sean sepultadas las víctimas de COVID-19.
“No queremos ni estamos dispuestos a recibir muertos por COVID-19 en esta comunidad, están cerca las viviendas y aquí es un relleno sanitario y además hay una planta de dióxido tenemos mucha contaminación” declaró Ana Flores, ayer.
Desde hace varios días, los habitantes observaron la presencia de maquinaria pesada que inició las excavaciones en el actual cementerio asignado para la comunidad, sin embargo ahí mismo funciona un relleno sanitario y, según ellos, lo más grave es que cuando llueve, las crecientes bajan por ese sector. La preocupación de la comunidad es que cuando las lluvias son torrenciales, por el lugar excavado pasan las correntadas de agua lluvia, es decir, el suelo podría lavarse y sacar a la luz los cuerpos ahí sepultados.
El alcalde de San Miguel, Miguel Pereira, dijo que los ministerios de Salud y Medio Ambiente dieron el aval para hacer 100 fosas en ese lugar y que se usarán para posibles víctimas de San Miguel. Las fosas serán profundas, según el edil.