Pablo Dolores Hernández, de 72 años, fue condenado a 13 años y cuatro meses de cárcel, por el Tribunal de Sentencia de Usulután, ayer en la tarde, por el delito de violación agravada en perjuicio de la joven Imelda Cortez.
El septuagenario también había sido acusado del delito de violación en menor e incapaz, debido a que la víctima denunció que los abusos sexuales empezaron cuando ella era una niña; sin embargo, el juez no encontró prueba de eso para condenarlo.
El juez valoró la prueba de ADN hecha a la menor, hija de Cortez y de Hernández, producto de la violación que dio como positivo la paternidad del ahora condenado.
Las partes también presentaron el testimonio de la víctima y cuatro testigos, que fueron valorados para la condena.
La defensora de Cortez, Bertha Deleón dijo que apelarán por el delito de violación en menor o incapaz para que se reconozca lo sufrido por Imelda durante su niñez.
“La justicia debe enviar mensajes claros en la no tolerancia a la violencia sexual contra las niñas”, dijo Jorge Menjívar, de la Colectiva Feminista que respaldo a Imelda Cortez, quien estuvo presa durante 20 meses, acusada de homicidio de su hija, debido a un parto extrahospitalario.
En diciembre del 2018, el Juzgado de Jiquilisco absolvió de todos los cargos a Imelda Cortez, luego que organizaciones feministas la respaldaran con apoyo jurídico y psicológico.
La defensa de Hernández dijo que apelarán porque el juez no valoró el testimonio de la mamá de Imelda, quien es pareja del condenado.
El abogado del condenado dice que sí existío una relación sexual, entre la víctima y su cliente, pero que fue consensuada y para él no constituye delito.