Isabel y Marleni tienen dos aspectos en común: son hermanas y tienen hijos desaparecidos en San Miguel.
Isabel perdió a su hijo, Mario, hace cuatro años. Mario tenía 20 años, salió a trabajar y nunca llegó a su destino. Era cobrador de buses y ella recibió llamadas para que fuera a buscarlo y a su vez, otras llamadas para que desistiera.
Cuatro años después, su hermana Marleni pasa por el mismo calvario. Su hijo Javier desapareció hace un mes, trabajaba en una carpintería y pagaba $20 de renta a la semana.
Era un sábado cuando mi hijo había recibido el salario de la semana de trabajo que le pagaban en una carpinteria. De repente el teléfono le sonó, el muchacho atendió la llamada y desde ese momento lo noté nervioso y le pregunté qué pasaba. El me respondió: ‘tranquila madre, no pasa nada’. Se cambió, se puso una camiseta color negra y un short negro y unos tenis y salió”. Marleni, mamá de desaparecido.
En toda su vida él nunca había dejado de informarle donde estaba o si se tardaba. “Me decía: ‘ya vengo”, recuerda. “A veces lo seguía y miraba que se quedaba en el campo de la colonia con sus amigos, pero ese día pasaban las horas y no apareció”.
Marleni narra que le marcó en repetidas ocasiones a su celular y no le contestó. Fue imposible comunicarse. Lo buscó en las redes sociales, entró a su cuenta de Facebook y ya había sido borrada. Marcó nuevamente a su número telefónico y ya sonaba apagado. Desde ese momento su corazón le decía que la vida de mi hijo estaba en peligro, relató la mujer a Diario El Mundo.
Entre lágrimas la madre de Javier dice que días después ocurrió algo raro: le escribió por medio de Messenger a un familiar que vive en el extranjero y le decía “tío, me van a dar tres arrastradas, ya me me dieron una”, eso fue lo último que el joven escribió a su familia.
La madre del joven manifestó que algunos de sus vecinos le comentaron que a su hijo lo subieron unos hombres vestidos de negro y cubiertos del rostro, en un pick up doble cabina negro, cuando él caminaba por la calle de la colonia 15 de septiembre, en San Miguel, cerca de un centro escolar.
Luego otros le comentaron que lo habían visto correr y que un pick up doble cabina, donde iban varios sujetos armados, lo perseguían.
Otros amigos de él dicen que lo vieron en la cancha de fútbol donde solía ir y que de ahí salió porque le llamaron.
Vivir con el dolor.
Queremos ver a nuestros hijos aunque sea muertos para darle cristiana sepultura y poner flores en sus tumbas en el día de sus cumpleaños”. Mamá de desaparecido.
Una de las mujeres interpuso denuncia ante las autoridades de la desaparición de su hijo, mientras que la otra se consume en su dolor.
Estamos en incertidumbre, no se puede dormir, estamos enfermas de dolor al no saber qué hicieron con ellos. Paso las noches en vela y siento que mi hijo llega y se hinca a la par de mi cama y escucho que dice que me duerma, que él ya descansa”. Marleni, mamá de desaparecido.
Según la Fiscalía General de la República, solo en enero del 2021 han registrado 83 denuncias de personas desaparecidas en La Unión, Morazán, San Miguel y Usulután, además de 34 casos de privación de libertad en los mismos lugares.