Las personas de cualquier edad, incluso los niños, pueden contagiarse con COVID-19. Pero comúnmente afecta a los adultos de edad mediana y mayores. El riesgo de tener síntomas peligrosos es alto entre las personas de 65 años.

También los estudiantes son población de alto riesgo, educativo: Los niños y jóvenes en hogares en donde no hay una computadora con acceso a internet, con padres de baja escolaridad y poca disponibilidad de tiempo para guiar el proceso de enseñanza, son los más afectados y esto, tendrá consecuencias a futuro.

El 22 de junio en nuestro país se celebró el Día del Maestro, ocasión oportuna para abrir un gran debate sobre la educación, no es un tema menor, se trata de 55 mil Maestros dedicados a facilitar los aprendizajes de 1.2 millones estudiantes del sector público. Ser Maestro nunca ha sido un trabajo, fácil, además de conocimientos sobre la didáctica y pedagogía se necesita mucho esfuerzo paciencia, dedicación, compromiso y responsabilidad para motivar y facilitar los aprendizajes de los estudiantes.

El Maestro es agente de cambio, que educa para la ciudadanía, con su labor lucha contra la ignorancia y la pobreza buscando que sus alumnos desarrollen las competencias necesarias para convertirse en personas que trabajen en beneficio de la comunidad en que viven.

La realidad actual del Magisterio se caracteriza por bajos salarios y un escaso reconocimiento social; Hay que decirlo, los jóvenes no se ven atraídos a ser Maestros, por las condiciones profesionales, que ofrece actualmente la carrera docente y los Maestros en servicio no se retiran porque las pensiones son miserables.

Trabajar en una Política de Profesionalización Docente acorde a la nueva realidad impuesta por la pandemia es urgente: La política debe estar orientada en primer lugar a la dignificación del magisterio y la elevación de su reconocimiento social. No se puede aspirar a una educación de calidad si la persona que está enfrente de un grupo de clase o lo hace a distancia, no cuenta con la valoración, respeto, admiración y confianza de la sociedad.

El docente tiene derecho a un trabajo en el cual sea respetado, tenga seguridad protección y la posibilidad de participar en las decisiones que le afectan. Se debe asegurar a los docentes empleos de calidad y en cantidad suficiente con salarios adecuados, estabilidad laboral, formación profesional continua y pertinente.

Existen diferentes tipos de incentivos que pueden aplicarse para hacer un reconocimiento a los docentes en día para motivarlos a desempeñarse en forma eficaz en su trabajo: La satisfacción por educar a la niñez es el mayor reconocimiento. Los aumentos de sueldo y otros beneficios monetarios también son importantes, junto a la estabilidad laboral, pensiones dignas y otros beneficios de seguridad social. Son indispensables en este momento tan retador y desafiante que vivimos.

El sistema educativo debe capacitar a los alumnos para comprender la realidad que vive el país. La atención educativa en el estado de emergencia sanitaria no puede adoptar la misma forma de los períodos regulares. Nos encontramos frente a una coyuntura particular imprevista y, por lo tanto, la respuesta educativa también es especial.

Hoy más que nunca los docentes deberán plantear experiencias de aprendizaje enfocadas principalmente en aspectos vinculados a la coyuntura, que habiliten a los estudiantes a procesar y aprender desde la experiencia, fortaleciendo competencias de desarrollo personal y ciudadanía. Lo más importante es aportar al bienestar de los estudiantes y favorecer aprendizajes directamente relacionados a su necesidad de entender los cambios por los que estamos atravesando como sociedad, analizar las repercusiones en su vida y discernir las alternativas en curso.

Tomar en cuenta el estado emocional de los estudiantes es importante, pues influye en el proceso de aprendizaje. Es indispensable que el miedo, la tristeza, la irritabilidad que están presentes en la vida de muchos jóvenes sea tratado y se fomenten valores de responsabilidad, empatía y respeto desde los primeros años de escolaridad. La Práctica de valores: como la solidaridad, tolerancia, respeto, entre otros contribuyen a lograr una positiva convivencia familiar.

Finalmente hay que poner atención al rol de los padres en el proceso educativo que es fundamental y a su vez origen de importantes diferencias entre estudiantes, por el apoyo que reciben en su casa en estos momentos. Aquellos estudiantes cuyos padres tienen más nivel educativo sin duda aportaran más a los aprendizajes de sus hijos y la mayoría necesita un mayor refuerzo por parte de los Maestros.

Loor a los Docentes, son indispensables, para sacar adelante al país.