Veinticinco años después de la llegada de la democracia a Sudáfrica y el final del Apartheid, la población "no puede ser libre" por la pobreza, el desempleo y la corrupción que afecta al país, declaró el sábado el presidente sudafricano, Cyril Ramaphosa.

"Estamos reunidos aquí para festejar el día en que ganamos nuestra libertad", declaró Ramaphosa durante un discurso en Makhanda (ex Grahamstown), ciudad del sur del país.

El 27 de abril de 1994 se organizaron en Sudáfrica las primeras elecciones democráticas.

Por primera vez, los negros, que representan las tres cuartas partes de la población, votaron poniendo fin a tres siglos de dominio blanco y al régimen del Apartheid aplicado desde 1948.

"Nos acordamos de ese momento donde hemos hecho una cruz en la papeleta de voto por primera vez en nuestra vida", afirmó Ramaphosa, rindiendo homenaje a Nelson Mandela, héroe de la lucha anti-apartheid y primer presidente sudafricano, electo en 1994.

Sin embargo, "no podemos ser una nación libre cuando tanta gente viven en la pobreza, no tiene lo suficiente para comer, no tiene techo digno de ese nombre, no tienen los medios para ganarse la vida", agregó el presidente, líder del Congreso Nacional Africano (ANC), en el poder desde 1994.

Entre 2011 y 2015, tres millones de sudafricanos cayeron en la pobreza, según el Banco Mundial. El desempleo afecta actualmente al 27% de su población activa, frente al 20% en 1994.

"No se puede ser una nación libre mientras los fondos destinados a los pobres son desperdiciados, perdidos o robados, mientras haya corrupción en nuestro país", continuó.

Ramaphosa, que ha hecho de la corrupción una de sus principales luchas, sucedió en 2018 al frente del país a Jacob Zuma, forzado a renunciar por el ANC a raíz de escándalos de corrupción.

Sudáfrica es "todavía un país profundamente desigual [...], las diferencias entre ricos y pobres son grandes", denunció el jefe del Estado, en plena campaña electoral de las elecciones legislativas y provinciales previstas para el 8 de mayo.

Pese al surgimiento de una clase media en Sudáfrica, la primera potencia industrial del continente, el 20% de los hogares de población negra vive en una extrema pobreza contra 2,9% de los hogares blancos, según el Instituto Sudafricano de Relaciones entre las Razas (IRR).

"Hemos combatido juntos el Apartheid [...] Juntos debemos responder a los desafíos actuales", lanzó el presidente, que llamó a concentrar los "esfuerzos para que todos los sudafricanos puedan disfrutar de los beneficios económicos y sociales inherentes a la libertad".

Un discurso que encontró un fuerte eco entre la población de Makhanda.

"No hay nada que se parezca a la libertad", dijo Vuyiswa, una habitante de 31 años. "Estamos sin trabajo, sin vivienda, sin agua", explicó a la AFP.

Según las encuestas, el ANC logrará conservar el 8 de mayo la mayoría de escaños en el parlamento.