Hace unos días se conocía de una ambulancia que había sido retenida por Aduanas durante varios meses, debido a una serie de trabas burocráticas, la mitad de ellas inventadas por la discrecionalidad y capricho de los funcionarios, y la otra mitad por falta de orientación hacia los procedimientos.

La tramitología -o tramitomanía como la llamó el otro día el presidente Bukele- le hace un profundo daño al ciudadano común, a la colectividad, a la sociedad entera. Centenares de proyectos de inversión -si no miles- se quedaron trabados en carteras de Estado por la excesiva burocracia gubernamental que creció exponencialmente la última década.

Pero no solo es lo macro. También ayer conocíamos de otro caso que merece ponerle atención porque afecta los sueños de una joven talentosa.

Es el caso de Brenda, tiene 19 años, estudia en la Universidad Centroamerica (UCA). Desde marzo pasado, Brenda está intentando que le paguen la beca Fantel a la que accedió gracias a sus buenas notas. Tiene una carta del Ministerio de Educación que la respalda, pero el gobierno saliente le dio largas al asunto y no le pagó su beca. Muchos casos así sucedieron desde diciembre pasado, los funcionarios salientes simplemente se cruzaron de brazos a esperar que terminara su periodo y siguieron cobrando su cheque hasta el final, pero dejando de cumplir sus obligaciones. El problema para Brenda es que con el cambio de Gobierno, no hay aún una persona encargada de resolverle su problema.

Así como se resolvió de manera expedita el asunto de la ambulancia, el mandatario debería prestar atención a este caso, que entiendo no es único. La tramitología nos daña a todos por tanta papelería. La tramitomanía nos perjudica más porque es un defecto humano que causa estos desastres.