Centroamérica vive una doble crisis por la pandemia del COVID-19: una sanitaria y una económica. El panorama se complica por una estrepitosa caída en los ingresos fiscales de los gobiernos, los que se quedan con pocas herramientas para impulsar la esperada reactivación.

De acuerdo con el análisis del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), la región perderá en 2020 al menos $3,850 millones en la recaudación a raíz del paro preventivo de las actividades productivas. En tanto se espera un crecimiento en el peso de la deuda interna con relación al Producto Interno Bruto (PIB).

Pese a las limitantes, las autoridades regionales están apoyándose en herramientas de tipo fiscal para rebajar el impacto en las empresas y en la busca de crear apoyos en el exterior para inyectar capital a la recuperación.

Nicaragua (que se espera tenga una caída en el ingreso por $231.5 millones) es el único país del istmo que no ha anunciado planes de alivio fiscal. Estas son algunas de las iniciativas que impulsan los gobiernos de la región y las estimaciones de pérdida de ingreso, según las proyecciones hechas para 2020 por el Icefi, que se sustenta en los datos oficiales disponibles de la recaudación tributaria acumulada más reciente en cada uno de los países de Centroamérica.