Hasta ahora relegados a papeles secundarios cómicos, o simplemente ausentes de las pantallas, los actores corpulentos van encarnando poco a poco personajes cada vez más importantes, tanto en televisión como en cine, señal de un cambio en la sociedad.

Adaptada del superventas autobiográfico de Lindy West, la serie “Shrill”, estrenada el viernes pasado en la plataforma Hulu, es el último ejemplo de la apertura de los estudios a unas morfologías diferentes a las que imperan en la televisión desde sus orígenes.

Hace una década algunas actrices negras corpulentas ya obtuvieron papeles principales en televisión y en cine, como las oscarizadas Octavia Spencer, Mo’Nique y la estrella del rap Queen Latifah.

Y en los últimos años Chrissy Metz, de la serie “This Is Us”, Danielle Macdonald, del telefilme de Netflix “Dumplin’”, o Rebel Wilson (“Pitch Perfect”) y Melissa McCarthy (“Spy” y “Ghostbusters”) en el cine están en lo más alto del cartel.

“Creo que el público estadounidense y probablemente el público en general no está acostumbrado a ver gordos en la tele”, declaró en la revista Elle Aidy Bryant, la heroína de “Shrill”, que forma parte también del popular programa “Saturday Night Live”.



Nuevos registros

Además de su creciente aparición en la pantalla, los actores corpulentos interpretan también nuevos registros.

“Hasta ahora los actores y actrices obesos eran contratados para interpretar papeles cómicos”, señala James Zervios, vicepresidente de la organización Obesity Action Coalition, una de cuyas misiones es luchar contra la discriminación relacionada con el peso, el “weight bias” (sesgo por el peso).

“Hace muy poco”, añade, “hemos empezado a ver a personas obesas, como Chrissy Metz (nominada a los Emmy y a los Globos de Oro), en los papeles más dramáticos”.

James Zervios considera sin embargo que los hombres corpulentos, a diferencia de las mujeres, siguen apareciendo sobre todo en comedias.

Hasta ahora los informes del centro de Rebecca Puhl mostraban que los personajes corpulentos eran “a menudo ridiculizados, ejecutando comportamientos caricaturescos y comilones, (...) y tenían menos interacciones positivas con los otros”, señala la experta.

“Los personajes corpulentos son presentados de forma mucho más negativa, (...) como agresivos, asociales o antipáticos”, destaca Rebecca Puhl.



Todavía mucho que hacer

Este fenómeno puede ser incluso perjudicial, ya que dicha representación tiende a validar la discriminación en la vida diaria, algo sobre lo que llama la atención este movimiento anti-gordofobia.

Hoy Melissa McCarthy es la única actriz estadounidense corpulenta de primer plano a la que proponen papeles en los que apenas se hace alusión a su peso o apariencia física.