El tiempo avanza, las personas pasan, las instituciones quedan. En palabras de Jean Monnet, considerado el padre de Europa: “los hombres pasan, pero las instituciones quedan; nada se puede hacer sin las personas, pero nada subsiste sin instituciones”. La conmemoración del día de la Firma de los Acuerdos de Paz, no es un capricho de los firmantes, al contrario responde a la necesidad de recuperación de la memoria histórica y de entender la trascendencia de lo pactado. El Salvador necesita institucionalizar el legado de los Acuerdos de Paz en al menos dos cosas: la Creación del Instituto Salvadoreño de Cultura de Paz y El Centro de Memoria Histórica.

El Instituto de Cultura de Paz se propone como un esfuerzo ciudadano, una institución autónoma que trabajaría porque en el país cambien los hábitos y actitudes de los salvadoreños y se logre pasar del odio, la confrontación, la violencia a la reconciliación y la construcción de una convivencia armónica. La instancia buscaría integrar su trabajo con otros actores como las alcaldías, las universidades, el Ministerio de Educación y otros organismos que garanticen el impulso de una Cultura de Paz en el País entendida como una serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones .

El Centro de Memoria Histórica sería un establecimiento público que tendría como objeto la recepción, recuperación, conservación, compilación de todo el material documental, testimonios orales y los que se obtengan por cualquier otro medio, relativo al conflicto armado y al proceso negociador que terminó con la firma de los Acuerdos de Paz, realizaría investigaciones, actividades museísticas, pedagógicas, que contribuyan a que la juventud salvadoreña conozca este periodo clave de la historia nacional.

Urge para el año escolar 2021 un cambio currícular: que contenga la asignatura de cultura de paz y métodos alternos de solución de conflictos, se debe incluir en la modalidad de Educación Virtual la educación para la Paz, a través de Cátedras de Construcción de Ciudadanía.

También es necesario crear un Observatorio del Conflicto Social cuyo objetivo sería, identificar en la fase de latencia los conflictos, mediante el análisis de la realidad nacional. El trabajo del observatorio permitirá detectar patrones, seguir las lógicas de escalada de conflictos. De esta forma, se obtendrán datos relevantes sobre el nivel de conflictividad y se podrían establecer mecanismos de alerta temprana de los conflictos que permita identificar, prevenir, abordar y transformarlos en su fase inicial, privilegiando el diálogo, la negociación y construcción de consensos y contribuyendo a encaminar su solución a partir de los propios actores involucrados.

En los próximos días sería loable que las alcaldías organizaran actividades de conmemoración en todo el territorio nacional. No solo en San Salvador. La recuperación de la Memoria Histórica debe hacerse a lo largo y ancho de la geografía nacional.

No se debe olvidar en esta conmemoración, a las más de 75,000 personas que perdieron la vida y a las 8,000 que desaparecieron. Es también un compromiso de honor resolver la situación de los veteranos de guerra de ambos bandos.

Para los buscadores de la paz y los jóvenes salvadoreños la lectura del Informe de la Comisión de la Verdad es indispensable, pues ilustra la tarea de terminar con la impunidad en base a evidencia. La lucha por la justicia debe seguir, y hay que llevar a juicio a los responsables de graves violaciones de los derechos humanos y crímenes contra la humanidad.

En la tarea permanente de construcción de un Estado de derecho, democrático tenemos todavía un largo trecho que recorrer. Una condición ética indispensable en ese camino es escuchar con respeto y seriedad a las víctimas del conflicto. Ellas deben tener un lugar preferencial para hacer real la esperanza de la justicia.

La reparación moral y material de las víctimas después de 29 años es una tarea pendiente, es indispensable el reconocimiento de la honorabilidad de las víctimas y de los graves delitos que padecieron. Es del caso que se establezca como un día nacional recordatorio de las víctimas el 16 de enero.