Sobrevivir al Atlántico y sus embravecidas aguas no era nada más que el inicio de las adversidades que les esperaban lejos de África, la tierra de la que fueron arrancados y obligados migrar y desde donde se constituyeron los primeros movimientos migratorios a gran escala hacia América, el joven continente donde se multiplicaron sus penas, sus deseos de libertad y sobre todo donde los obligaron a convertirse en una pieza invisible de una sociedad que apreciaba su resistencia, fuerza e inteligencia, pero que se negaban a aceptar el color de su piel.

Así los movimientos migratorios masivos antes de la firma de la independencia en 1821 era la del comercio de esclavos africanos, cuya herencia y esencia se quedó impregnada en la cotidianidad de El Salvador, que desconoce que lleva el ADN de la diversidad indígena, africana, cuya presencia fue diluida con el mestizaje que impulsaron los ibéricos asentados en este territorio.
Los esclavos continuaron casándose con nativos con la idea de que podrían obtener la libertad, si no para ellos mismos, para su descendencia mestiza. Los hijos de tales uniones eran libres según la ley española”. Kent C. Williams, en su investigación Afromestizo: La tercera raíz de la herencia africana de América Central.

El investigador e historiador Carlos Cañas-Dinarte nos recuerda que aunque nuestra experiencia contemporánea es la de ver partir a cientos de nacionales rumbo al norte del continente, en esa época los desplazamientos eran hacia el interior del entonces territorio salvadoreño que incluía la Alcaldía Mayor de Sonsonate y la de San Salvador, y escasamente fuera de la frontera política vigente en el siglo XVII.

“San Salvador a finales del siglo XVIII tenía gente procedente de 90 lugares [del mundo] tanto del Reino de Guatemala como de fuera de éste”, explica Cañas-Dinarte, y aclara que “primera gran exportación nacional de personas se da en 1848” un poco más de dos décadas después de que la intendencia de San Salvador aceptó con el resto de las provincias de Centroamérica separarse de la Monarquía Española.
El proyecto de nación de los gobernantes salvadoreños de finales del siglo XIX y comienzos del XX era el de homogenizar las diversidades étnicas de todos los pobladores de la incipiente nación y volverlos ciudadanos de un Estado-nacional, mediante la idea de “dejar de ser indígena, negro o mulato, por ser moderno, educado, escolarizado y civilizado. La visión fundamental era que para modernizarse y avanzar había que dejar de ser indio, negro y mulato, y pasar a ser mestizo". José Heriberto Erquicia Rina Cáceres, Relaciones interétnicas: afrodescendientes en Centroamérica - UTEC

En la investigación “Relaciones interétnicas: afrodescendientes en Centroamérica”, publicada por José Heriberto Erquicia y Rina Cáceres, de la Universidad Tecnológica, se hace referencia al notorio desplazamientos de salvadoreños hacia Guatemala y cuya presencia queda descrita como “mulatos”, es decir la mezcla de un europeo y un afrodescendiente.

“Las provincias orientales de la Gobernación de Guatemala pobladas en forma notoria en muchos lugares por una categoría especial de ladinos salvadoreños, que en estas provincias podían tenerse de manera palmaria como mulatos o pardos”, indica en la misma publicación el historiador Pedro Antonio Escalante Arce, cuya introducción también destaca que para 1807 el intendente Antonio G?utiérrez y Ulloa describe en el censo que “había ciudades y pueblos que ofrecían un panorama de atractiva presencia africana entre su pobladores. Tal es el caso de Sonsonate, como lo escribieron el diplomático inglés ?George Alexander Thompson, en 18?25, y el joven periodista norteamericano James Jackson Jarves, en 1838”, en los momentos más cercanos tras la independencia.

En la actualidad decenas de africanos siguen cruzando El Salvador como puente hacia EE.UU. y aunque resalta el tono de su piel, muchos de ellos desconocen que nuestro territorio significó el asentamiento más grande de sus antepasados esclavizados cuya huella fue invisibilidad a través de una política racista de los europeos de “blanquear” promoviendo el mestizaje y más tarde rechazando la llegada de más afrodescendientes.

“Un día, durante la escuela primaria, les expliqué a mis padres sobre la esclavitud en Estados Unidos y les pregunté sobre la esclavitud en El Salvador. Respondieron con una simple frase, ‘nunca llegaron negros’, los negros nunca llegaron a El Salvador. Más tarde me di cuenta de que este mito se perpetuó debido a la ley de inmigración promulgada en 1933 por el dictador Maximiliano Hernández Martínez que excluía la entrada de afrodescendientes (entre otros no europeos) a El Salvador”, subraya la activista afrosalvadoreña y investigadora Danielle Parada, asidua contribuyente sobre el tema de la herencia africana en El Salvador.


Migrantes y guerreros de la libertad


El investigador estadounidense Kent C. Williams publicó en 2001 que la migración obligada de los esclavos africanos a El Salvador significó un refuerzo para los anhelos de libertad por el que lucharon y murieron cientos de indígenas originarios.

“El asentamiento europeo de El Salvador comenzó con la fundación de la ciudad capital San Salvador por Pedro de Alvarado en 1526. En ese momento, la población nativa americana del área se estimaba entre 116.000-130.000 personas”, apunta Williams en su investigación y señala que “una plaga en 1578 redujo aún más la población nativa, de modo que a fines del siglo XVI quizás no había más de 10,000 personas de ascendencia nativa americana sin mezclar viviendo en el país. La destrucción casi completa de las civilizaciones pipil y lenca había tenido lugar en un período de solo 75 años”.

Los españoles con menos indígenas para someter y explotar, recurrieron en 1541 a pedir al Consejo de Indias el permiso para seguir trayendo africanos a servir en las labores insalubres del añil, haciendas, el ganado, escenario que compartía con los diezmados indígenas originarios.

“Los esclavistas en sociedades como la salvadoreña del siglo XVII pudieron ejercer un extraordinario grado de brutalidad. Pues los esclavistas siempre trataban de mostrar su poder porque así trataban a todos sus subordinados, sirvientes, deudores, prisioneros de guerra”, lo que les permitía abusar de los indígenas de los pueblos de indios, ladinos, mulatos y africanos.

La semilla de libertad había germinado entre los migrantes de África y en un intento por ser pacíficos y libres dispersos en Usulután, Sonsonate, Zacatecoluca, San Vicente, Coatepeque y Jiquilisco, comenzaron ayer víctimas de conspiraciones y brutales represiones por parte de los españolizados.

“Los africanos recién llegados fueron muy activos en la lucha contra la esclavitud. Una vez superado el trauma del viaje y haber logrado construir nuevos, pero tenues lazos sociales, se arriesgaban a abandonar una vida privada en libertad”, explica Kent C. Williams.



“La disminución de la población nativa americana también podría haber influido en una Real Ordenanza emitida en 1541 que dio permiso a los terratenientes y mineros españoles para importar esclavos africanos a El Salvador. Al año siguiente, una Real Ordenanza conocida como Nuevas Leyes puso fin al trabajo forzoso de los nativos americanos en las colonias españolas. Las Nuevas Leyes no entraron en vigor oficialmente en El Salvador hasta 1548 cuando el presidente de la "Jurisdicción de Los Confines" (que incluía a El Salvador) liberó a todos los esclavos nativos del país y recomendó que se trajeran más africanos a El Salvador para tomar el lugar de los que habían sido liberados”, detalla el estadounidense.

Durante los siguientes 65, más de 10.000 africanos fueron traídos a trabajar en las haciendas y en las minas de El Salvador. “Muchos murieron sin dejar descendencia, otros, sin embargo, dejaron su huella étnica y cultural en la población étnicamente mixta”, señala el investigador.

Sin embargo la herencia africana, invisibilidad, ya estaba presente en la genética de la sociedad que había crecido en los tiempos de la independencia.

“En el momento de la independencia (1821), la población de El Salvador tenía más del 50% de ascendencia racial mixta. Hoy la cifra supera el 90%”, reitera Williams en su informe en el que también sustenta que en ese momento habría surgido la necesidad de la abolición de la esclavitud que llevó al viroleño José Siméon Cañas presentó el 31 de diciembre de 1823, cuando integraba como diputado la asamblea constituyente, una medida que preveía la abolición de la esclavitud en Centroamérica, lo que finalmente se cumplió en marzo de 1825.

Prudencia Ayala (1885-1936) fue una afrosalvadoreña que consiguió ser la primer mujer candidata a presidenta en El Salvador, y una admirada defensora de los derechos de las mujeres.


  • Africa el coloquio salvadoreño
    • Afro (cabello)
    • Banana
    • Bongo
    • Chamba
    • Cachimba
    • Chambón
    • Chévere
    • Cimarrón
    • Chingar
    • Cumbia
    • Mondongo
    • Ganga
    • Guinea (gallina)
    • Güiro
    • Guineo
    • Jelegue
    • Marimba
    • Mondongo
    • Mochila
    • Ñango
    • Ñato (chato)
    • Pachanga
    • Ruco
    • Safari
    • Tambo
    • Tanga
    • Timba
    • Zombi


Esta lista forma parte de un proyecto de investigación de africanismos del activista e ilustrador afrosalvadoreño Carlos Lara.

  • 7 apuntes de migración y esclavitud

  • • 12.5 millones de esclavos fueron extraídos de África, de ellos 10,5 millones fueron vendido en América, dos millones murieron en el mar Atlántico. Más de 10,000 africanos llegaron al país en 1548.

  • • En El Salvador hubo un “blanqueamiento de la comunidad negra”, señala Carlos Cañas-Dinarte, “y por tanto existe la categoría del “negro-blanco” en El Salvador, para evidenciar que hay personas que tienen el color de la piel más blanquecinos pero los rasgos físicos son absolutamente africanos: nariz ancha, chaparros, y pelo colocho”.

  • • Cañas-Dinarte dice que el primer salvadoreño registrado en el censo de EE.UU. es de 1812, “nueve años antes de la firmas de las Actas de Independencia… llegando a tocar la puertas de EE.UU. o de va de camino, quién sabe para donde, a lo mejor para Europa”.

  • • Los esclavos africanos llegaron a El Salvador y fueron desembarcados en Acajutla, el puerto que estaba conectado con las actividades de los navegantes que iban a Acapulco (México), Panamá y Cayao (Colombia).

  • • Los africanos lograron insertarse en los grupos sociales de artesanos, esenciales en la vida urbana de los siglos XVIII y XIX en Centroamérica. Algunos de ellos también lograron entrar a las milicias y obtener puestos en los gobiernos nacionales una vez lograda la independencia.

  • • La mayoría de los africanos que llegaron a El Salvador venían de Guinea Ecuatorial, Congo, Angola, Sierra Leona, Senegal.

  • • Estados Unidos reconoció la independencia de la Federación de Estados Centroamericanos de España el 4 de agosto de 1824, cuando el presidente James Monroe recibió al señor Canaz como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario. La Federación estuvo integrada por los Estados de Honduras, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica y Salvador.