Las calles del centro de Glasgow quedaron desiertas el 5 de enero después de que el Reino Unido impusiera un estricto bloqueo para reducir la propagación de una nueva variante del SARS-CoV-2. Exactamente después de un año en que científicos chinos anunciaron la aparición de un nuevo virus, y el posible origen de una temida pandemia, el mundo tiembla de nuevo ante la potencial aparición de un mutante del virus, que, según algunos científicos ingleses, podría ser hasta un 70% más contagioso que el original.

En noviembre del 2020, una variante del SARS-CoV-2 llamada B.1.1.7, llamó la atención de científicos. Aunque la evidencia hasta el día de hoy no es conclusiva, de acuerdo con Adam Kucharski, un epidemiólogo de la escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, toda la evidencia hasta el momento recolectada, aunque imperfecta, apunta en la misma dirección: “la nueva variante del virus es más contagiosa”. Por ejemplo, un análisis del ministerio de salud inglés mostró que alrededor del 15% de los contactos de personas infectadas con B.1.1.7 en Inglaterra dieron positivo, en comparación con el 10% de los contactos de los infectados con otras variantes. Algunos expertos en virus, como el doctor Vincent Raccaniello, de la universidad de Columbia en Nueva York, aducen que se necesitan más que evidencia epidemiológica y que es necesario evidencia viral biológica para asegurar que el virus es más contagioso; sin embargo, otros virólogos, especialmente europeos, se inclinan más por la evidencia epidemiológica. Si otros países que han detectado B.1.1.7 también lo ven aumentar, será “la evidencia más fuerte que tendremos” dice el epidemiólogo irlandés Pybus. Irlanda, Dinamarca y otros países europeos están experimentando olas crecientes de infecciones con esta nueva variante, la cual está desplazando a otras variantes del virus en la prevalencia de contagio. Dinamarca, es el país de la Unión Europea que lidera la investigación en la secuencia del virus. La vigilancia rutinaria allí ha detectado la variante docena de veces; su frecuencia pasó del 0,2% de los genomas secuenciados a principios de diciembre al 2,3% 3 semanas después. “Hemos tenido lo que parece un ejemplo de crecimiento exponencial en estas últimas cuatro semanas en Dinamarca”, dice el genomista Mads Albertsen de la Universidad de Aalborg.

Aun así, la evidencia todavía no se considera conclusiva, pero los expertos continúan estudiando esta nueva variante, y como dice Hodcroft, epidemiólogo del Reino Unido “deberíamos empezar a prepararnos para el hecho de que esto ocurra en otros lugares”. Dicho país, ha experimentado un aumento vertical del número de casos de un promedio diario de 300 casos en la primera semana de diciembre a casi 800 casos diarios promedio en la primera semana de enero. El hecho que la nueva variante no sea más virulenta tampoco aplaca el sentimiento de urgencia de los expertos mundiales. El aumento de la transmisibilidad de un virus es mucho más traicionero que el aumento de la patogenicidad porque sus efectos crecen exponencialmente, dice Kucharski. “Si tienes algo que mata al 1% de la gente, pero un gran número de personas lo adquieren, eso va a resultar en más muertes que algo que un pequeño número de personas adquieren, pero mata al 2% de ellas”.

Los números de casos que estamos experimentando a nivel global, especialmente en Europa, Sudáfrica, y Estados Unidos, se han acelerado sustancialmente en la primera semana del nuevo año. El aumento que se experimenta en el coeficiente de contagio (Ro), comienza a hacer reflexionar a autoridades sanitarias nacionales sobre la efectividad de medidas como identificación temprana de casos, seguimiento y cuarentena de contactos; como la medida más adecuada para contener la epidemia y mantener el sistema de salud funcional. Ahora, muchos países están imponiendo medidas más restrictivas en su desesperación por mantener un sistema de salud viable. El Primer Ministro del Reino Unido, Boris Johnson, anunció nuevas y duras restricciones el 4 de enero, incluyendo el cierre de escuelas y la petición a la gente de no salir de sus casas a menos que sea estrictamente necesario. Un déjà vu para el mundo.