Piden ayuda para recuperar sus pertenencias y que no los impacte más la crisis del coronavirus. / DEM


Más de 60 familias damnificadas por el paso de la tormenta tropical Amanda en El Salvador están albergadas en el Instituto Nacional Técnico Industrial (INTI), sin guardar la distancia social necesaria para evitar el contagio de COVID-19.

Desde el pasado 14 de marzo, El Salvador enfrenta una Emergencia Nacional por la pandemia del coronavirus, que ha sido extendida en al menos cinco ocasiones por la Presidencia de la República. En medio de la cuarentena especial decretada por el Gobierno, el invierno comenzó a dejar estragos entre las comunidades más vulnerables del país, llevando a declararse una alerta roja y doble emergencia.

Moisés Ramos, un hombre de 30 años, está albergado desde el domingo junto a sus cuatro familiares. Todos provienen de la Comunidad Nueva Israel, en San Salvador, donde el río Acelhuate se desbordó destruyendo un muro de contención y varias viviendas.

“A las 4 de la mañana empezó a crecer y se llevó el muro de contención. Entró y se llevó las primeras casas. A la casa de nosotros se llegó hasta la mitad, arruinó todas las pertenencias, y ahora la casa por dentro se rajó y esta inhabitable”, afirma. La tormenta arruinó sus muebles y perdió los víveres entregados por el Gobierno para paliar la crisis por COVID-19.

Los afectados de este albergue y los más de 700 centros en todo el país están doblemente expuestos: después de perder sus viviendas y pertenencias por las tormentas, deben enfrentarse a albergues donde las medidas sanitarias son precarias.

Encargados de logística en el albergue provisional del INTI aseguran que familias están divididas por aulas. Para evitar la aglomeración, toda la comida, ropa y kits de limpieza son entregados al “jefe de vivienda”, incluyendo mascarillas. El alcohol gel escasea, y el agua también.

Un encargado explicó a Diario El Mundo que hay grupos de jóvenes pendientes para tener control sobre el uso y cumplimiento de todas las medidas.

Adela Guillén, de 78 años, es habitante del cector I de la Comunidad Nueva Israel. Con ayuda de sus vecinos logró escapar de su propia casa, con el agua al pecho, después que el río se desbordada y llenará prácticamente toda su vivienda. “Fui a ver ahora y todo esta mojado, la casa está hundida”, narró.

Asimismo, en el Centro Escolar República de Nicaragua, tres familias de la comunidad Bambular, ubicada sobre la calle los Héroes, cerca de la quebrada Chirimuya, fueron evacuadas de sus casas debido a que un muro de contención colapso por las constantes lluvias. En el albergue de ese centro educativo, las personas si están cumpliendo las medidas sanitarias.