El FSV trabajó con 9,100 personas, en los últimos tres meses, en la entrega de créditos para casa propia. / Diego García


 

Alejandra Cerón pasará 30 años pagando el préstamo que adquirió en julio pasado con el Fondo Social para la Vivienda (FSV), para tener su casa propia en Tonacatepeque, San Salvador, el municipio que la vio crecer.

Con apenas 21 años, Cerón firmó ayer un contrato de compra venta y mutuo hipotecario con el Fondo, por un monto de $15,000. En los próximos 30 años pagará una cuota mensual de $60.

La abogada y notaria, Carolina Escamilla explicó que cuando un usuario adquiere una propiedad, para garantizar el retorno de la inversión, se deja el mismo inmueble como garantía y “hasta el momento que se cancela, la institución hace la liberación de la garantía ofrecida y la pone a nombre de la persona que pagó la hipoteca”.

El crédito asignado a Cerón es uno de los 2,179 que ha entregado el Fondo en los últimos tres meses, con una cartera de préstamos para vivienda por $39.2 millones. Estos recursos se otorgan a tasas de interés del 5%, la mitad de lo que ofrecen las instituciones financieras.

Cerón aseguró que siempre soñó con tener una casa y poder ser independiente de su familia. Lo “veía imposible”. Sin embargo, al darse cuenta de la convocatoria que lanzó el FSV, consideró “una oportunidad de tener algo, sin importar el tiempo, pero que sea algo propio”, indicó ayer tras la firma del crédito.

Las casas adquiridas con el programa de créditos para vivienda tienen cero prima y una inversión inicial de $168,100.

Del 2 de septiembre a la fecha, el Fondo Social tramita 322 solicitudes de créditos para vivienda nueva, compra de lote o reparación por un monto de $5.6 millones.