El director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus, advertía esta semana que “demasiados países van en la dirección equivocada”, con respecto a la pandemia y señaló que “la pandemia va a agravarse si las autoridades no comunican con sus ciudadanos claramente y no desarrollan una estrategia para prevenir los contagios, así como si la gente no sigue los principios básicos de la salud pública”.

La advertencia del director de la OMS nos debe llamar la atención en lo que a El Salvador nos corresponde. En cuatro meses de pandemia, algo habremos aprendido, incluso dolorosas lecciones con la pérdida de valiosas vidas humanas y el derrumbe económico que tenemos. No todo es responsabilidad de los órganos de Gobierno y sus funcionarios. Gran parte de la responsabilidad es del ciudadano común que tiene la obligación moral de protegerse y evitar contagiarse y ser foco de contagio para otros.

Hay que revisar estrategias y protocolos. Es normal que haya errores pero también es de sabios descubrirlos y corregirlos. Hay que recordar que hace solo unos meses no sabíamos nada de la pandemia y hemos tenido que aprender a golpes. Es un fenómeno complejo y en el país nos ha faltado consenso político y unidad nacional para enfrentar esta crisis, lo que agrava aún más la situación. Todos quieren llevar agua a su molino electoral sin entender que nos perjudican a las grandes mayorías.