El café fue durante el siglo XX el producto de mayor valor en las exportaciones salvadoreñas pero desde inicios de 2000 cayó en crisis. /DEM


Las advertencias de los caficultores de un brote de la roya parecido al sufrido en 2012 comienzan a materializarse y consigo las alertas del sector de que si no se trata en las próximas semanas la plaga podría ocasionar que la producción del café en El Salvador se reduzca más de la mitad.

Tras el paso de las tormentas Amanda y Cristóbal, de mayo pasado, se dieron las condiciones para un brote masivo de este hongo por el cambio drástico en la temperatura ambiente del suelo de caliente y húmedo. A inicios de agosto, la Asociación Cafetalera de El Salvador (Acafesal) anunció que en las fincas ya se observaba esta plaga y advirtió que si no se aplicaban fungicidas en el siguiente mes esta enfermedad sería difícil de controlar.

Casi un mes después, los caficultores no han aplicado los fungidas y se han quedado esperando el apoyo del Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG), quien anunció en julio la entrega de insecticidas y fungicidas para combatir la roya y la broca en los cafetales pero las entregas solo se dieron para productores de Morazán cuando la mayor producción es en la región occidental.

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Omar Flores, presidente de la Acafesal, explicó que se prevé un ataque parecido al registrado en 2013 que desplomó la producción más de un millón de quintales al cerrar en 700,025 quintales en el ciclo 2013-2014 tras años anteriores tener niveles por arriba de los 1.7 millones. De cumplirse esta previsión, aseguró, es posible que la producción de café del período 2020-2021, que iniciaría la corta en octubre próximo, caiga más de la mitad y conduzca a niveles nunca visto por el sector.

La previsión de Acafesal es que la producción llegue a 300,000 quintales en el ciclo 2020-2021, hasta un 59 % por abajo de los 728,520 quintales registrados en el recién cerrado período 2019-2020. Equivale a una caída de 428,520 quintales.

¿Por qué el brote sería tan letal? "Por la falta de financiamiento que repercute en un deficiente mantenimiento de las fincas", explicó el presidente de Acafesal. Es decir, que los productores no pudieron costearse los costos para fertilizar, regular la sombra de los cafetales y no realizaron la poda.

"Hay un aumento acelerado del hongo en todos los cafetales del país. De no aplicarse fungicidas los daños serán severos, ya que se observa el polvo fino amarillo o anaranjado, que es cuando se produzca significativamente las esporas del hongo (...) El pronóstico es muy desastroso de una producción estimada de 300,000 quintales y sería la cosecha más baja en la historia cafetalera del país", indicó Flores.

La producción de café en El Salvador dejó atrás sus mejores años. El grano se colocó durante el siglo XX como el producto de mayor valor en las exportaciones, pero a partir de 2000 comenzó en caída por la longevidad de los cafetales, luego en 2012 se enfrentó a la crisis de la roya. Dos años después, comenzó la fase de bajos precios internacionales que aún se mantiene y que por años no ha compensado los costos de producción y en 2020 comenzó el covid-19, que ha ocasionado una caída en la demanda de café por el cierre de cafeterías y contracción económica mientras que se incrementa el valor de los insumos.

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Esta escalada de crisis ha ocasionado que los productores no logren mantener rentabilidad en las fincas y se endeuden a tal punto que ya no son sujetos de crédito. En ese sentido, la Acafesal recuerda el llamado que hicieron 15 gremiales de la cadena en julio pasado al Ejecutivo de aprobar Café Proyecto País, una estrategia creada en 2019 que supondría el rescate del sector con reestructuración de deuda, renovación del parque y transferencia de tecnología para la siembra de plantas resistentes el cambio climático y enfermedades.

"La caficultura por más de dos siglos con sus impuestos contribuyó al desarrollo del país y es generado de empleos para la mayoría de familias salvadoreñas", destacó Flores al recodar que el principal generador de trabajo en el campo ocurre en las cafetales.

Esto se evidencia en cómo al caerse la producción del ciclo 2019-2020 también se redujo la generación de empleos. Los datos oficiales del Consejo Salvadoreño del Café (CSC) indican que el recién cerrado año cafetero terminó con 728,520 quintales, un -23.7 % inferior a los 955,115 quintales del período 2018-2019.

De esa forma, la generación de empleos disminuyó y julio pasado se reportaba una caída de 56,650 entre 11,330 directos y 45,320 indirectos.

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