La pandemia del coronavirus provocará un terremoto en las economías de Centroamérica. De acuerdo con el análisis del banco de inversión Barclays, el Producto Interno Bruito (PIB) de El Salvador pueden sufrir una caída de más de cinco puntos porcentuales a la meta fijada por el Banco Central de Reserva (BCR) para 2020.

Las estimaciones oficiales para el PIB salvadoreño al cierre del año pasado eran de 2.5 % para 2020, pero el impacto de la pandemia y sus efectos en la economía podrían arrastrarla hasta un -3 %, su peor desempeño desde la choque financiero de 2009 cuando cayó a -2.08 %.

El banco sostiene que aunque Centroamérica y el Caribe no han sido el foco del brote, su gran dependencia del turismo, las remesas y la cadena mundial producción “le ubican en el epicentro de la crisis económica resultante”.

“Centroamérica y el Caribe será una de las regiones más afectadas por este shock (golpe) y está sufriendo un fuerte deterioro de sus perspectivas económicas”, anticipa Barclays en su informe.

Añade que las restricciones de viaje, la recesión global y las políticas internas de distanciamiento social impuestas para contener la pandemia se traducirán en “grandes shocks negativos para la balanza de pagos, la actividad económica y las cuentas fiscales”.

El Salvador trabaja en la elaboración de un plan de fomento a la economía con el que busca atajar los efectos de la crisis que ha paralizado a rubros como el turismo y la industria aérea y que -como medida preventiva para evitar contagios- ha paralizado por 30 días a sectores como la industria textil y la construcción.

Esta semana la Asamblea Legislativa aprobó al Ejecutivo la posibilidad de buscar financiamiento en el exterior por un monto de hasta $2,000 millones, cifra que elevará el endeudamiento que ya ronda el 70 % del PIB.



El análisis de Barclays

El banco inglés destaca que la reciente mejora de la perspectiva de la calificación soberana de El Salvador por parte de Moody’s refleja el ánimo por desarrollar “reformas y esfuerzos de consolidación fiscal”. Destaca además que con 2019 se registraron tres años consecutivos de superávit primario, condición que ayudó a estabilizar la deuda pública en la frontera del 70 % del PIB.

Barclays advierte que la desviación fiscal que sigue al menor crecimiento y las presiones fiscales podría reanudar la tendencia al alza de la deuda, aumentando las preocupaciones de sostenibilidad y los riesgos de liquidez.

Agrega que las medidas para mitigar el impacto de la pandemia por el paro de actividades -como la suspensión temporal del pago de las tarifas de los servicios públicos por tres meses y el aplazamiento de los préstamos de consumo y capital de trabajo, hipotecas y pagos de alquiler- “no solo podrían ser fiscalmente costosas sino que también podrían reducir el espacio para el financiamiento interno”.

En su análisis recuerda que El Salvador utilizaría en esos paliativos la liquidez disponible y que como “economía dolarizada no tiene la capacidad de un banco central para proporcionar liquidez adicional a el sistema”.

El impacto de la pandemia incluso podría empujar a que las necesidades de financiamiento aumenten hasta los $5,000 millones, cifra que equivale al 8 % del PIB. “No esperamos ninguna acción positiva sobre la calificación soberana en el corto plazo y creemos que las autoridades deberán confiar en el financiamiento multilateral como la principal forma de proporcionar liquidez a la economía”, advierte la entidad en un documento publicado esta semana.

Barclays puntualiza que el deterioro esperado en la cuenta fiscal hará que incluso la implementación de reformas sea cada más importante y recalca que las condiciones pueden agravarse debido al actual enfrentamiento político entre el presidente Nayib Bukele y el poder legislativo.

El panorama en la región tampoco no es alentador. Economías más dinámicas como Costa Rica y Honduras pueden cerrar 2020 con un desempeño de -4 % y -4.4 %, respectivamente, mientras que la de Guatemala resistiría de mejor forma y cerraría en -1.1 %.