El Salvador negocia un acuerdo con el FMI por hasta $1,300 millones, financiamiento que le permitiría realizar un ajuste fiscal. /DEM


El banco de inversión británico Barclays advierte que las tensiones políticas entre El Salvador y Estados Unidos podrían retrasar las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

En un informe, fechado el 20 de mayo, Barclays recuerda que las relaciones con Estados Unidos pasan por un momento de tensión luego que la nueva Asamblea Legislativa, dominada por el oficialismo, destituyera a los magistrados de la Sala de lo Constitucional y el fiscal general de la República, además que figuran actuales y exfuncionarios del Gobierno salvadoreño en una lista de presuntos corruptos.

El retiro de los cargos a los magistrados se percibió como una ruptura del orden constitucional de El Salvador en la posición y parte de la comunidad internacional. Incluso, altos funcionarios estadounidenses han pedido que se revierta la destitución, sin embargo, el presidente Nayib Bukele “ha entrado en un enfrentamiento abierto” con Estados Unidos y ha advertido que se mantendrá la decisión de la Asamblea.

Además de ser el principal socio comercial y ser el país donde reside la mayoría de salvadoreños migrantes, Estados Unidos es el principal financista del FMI y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), uno de los multilaterales con los que El Salvador adquiere financiamiento.

De esa manera, asegura el banco de inversión, la tensión pone en riesgo las negociaciones que sostiene El Salvador con el FMI para un acuerdo fiscal de hasta $1,300 millones que le permitirían al Ejecutivo corregir la delicada situación de las finanzas públicas.

“Si bien no podemos descartar la posibilidad de que en algún momento un lado retroceda, por ahora entrar en una ‘guerra de desgaste’ podría implicar al menos un gran retraso en las negociaciones con el FMI y un mayor deterioro de los fundamentos económicos de El Salvador”, señala el banco.


Reestructurar deuda.


A dos días después de la destitución, el mercado internacional reaccionó y el precio de los bonos se desplomó en una sola jornada en -8.6 %. En ese momento, personeros del Gobierno sostuvieron llamadas con los inversionistas para tranquilizarlos y afirmarles que mantenía el acuerdo con el FMI.

Uno de los mayores retos fiscales de El Salvador es su alto nivel de endeudamiento por hasta $21,965.5 millones, según datos del Ministerio de Hacienda a marzo de 2021, la cifra representa el 82.6 % del Producto Interno Bruto (PIB). Un acuerdo crediticio con el Fondo le permitiría aplicar medidas fiscales para reducir estos compromisos; sin embargo, afirma Barclays, una demora en las negociaciones podría “aumentar la probabilidad de que el FMI considere la deuda de El Salvador insostenible y potencialmente sugiriendo una reestructuración”.

De perder el acuerdo con el FMI, una de las opciones de financiamiento del Gobierno salvadoreño será emitir deuda en bonos, pero podría encontrar poco apetito en el mercado, por lo que otra opción sería la nacionalización del sistema de pensiones, señala el banco británico.