La ceniza cubre casas y árboles en las laderas del monte Semeru en Lumajang el 5 de diciembre de 2021, el día después de una erupción volcánica en la montaña que mató al menos a 13 personas. AMAN ROCHMAN / AFP


El balance de víctimas mortales por la erupción del volcán Semeru en Indonesia se elevó a 13 personas, indicó el domingo la agencia de gestión de desastres, mientras socorristas rastrean en poblados cubiertos de ceniza en busca de supervivientes.

La repentina erupción el sábado de la montaña más alta de la isla de Java tomó por sorpresa a los lugareños y provocó la huida de miles de personas, con cientos de alojados en refugios improvisados.


El volcán dejó al menos 11 pueblos del distrito de Lumajang cubiertos de ceniza volcánica, sumergió casas, mató ganado y forzó a 900 personas a cobijarse en mezquitas, escuelas y otros edificios públicos.

Deambulando entre el barro y la ceniza gris, los habitantes de los pueblos situados al pie del volcán Semeru, en Indonesia, intentaban este domingo recuperar los escasos bienes que les han quedado tras la erupción.

Padres con sus hijos traumatizados, viejos con colchones a cuestas. Agricultores con sus cabras en brazos, vivas de milagro. Tras la apocalíptica erupción de la víspera, todos están conmocionados y yerran de un lado a otro, en medio de una aldea reducida a la nada.

Se ve un área cubierta de ceniza volcánica en la aldea de Sumber Wuluh en Lumajang el 5 de diciembre de 2021, después de la erupción del volcán Semeru. JUNI KRISWANTO / AFP


"De golpe, el cielo se oscureció y luego llegaron la lluvia y los nubarrones ardientes", cuenta Bunadi, un habitante de la aldea de Kampung Renteng, en el este de Java, que afirma que se vio sorprendido por la irrupción de un "barro ardiente".

Las cabañas que componen el pueblo se vieron arrasadas por las coladas de lodo ardiente y una lluvia de cenizas y escombros, obligando a centenares de familias a huir de la zona sin poder llevarse nada consigo. Muchos de ellos han perdido sus casas.

Refugiadas en una mezquita, varias madres esperan sentadas en el suelo, junto a sus hijos, dormidos. Tuvieron suerte y pudieron escapar al cataclismo que enterró aldeas enteras bajo las cenizas.

Las operaciones de rescate continúan pero los habitantes, desesperados, se arriesgan a volver a sus aldeas, pese al riesgo que esto entraña para su salud, con la idea de recuperar cualquier cosa que se haya podido salvar.

Los aldeanos rescatan sus pertenencias en un área cubierta de ceniza volcánica en la aldea de Sumber Wuluh. JUNI KRISWANTO / AFP

Arrastrados por el lodo


Algunos lugareños cuentan a sus familiares desaparecidos. "El torrente de lodo se llevó a diez personas", cuenta Salim, otro habitante de Kampung Renteng. "Uno de ellos pudo haber escapado. Le gritamos que corriera, pero contestó: 'no quiero, ¿quién dará de comer a mis vacas?'", explica Salim.

No muy lejos de allí, en Sumber Wuluh, los tejados de las casas apenas sobresalen del suelo, lo cual da una idea del volumen de lodo que inundó el pueblo en muy poco tiempo.

Hay vacas muertas yaciendo en el suelo y, aunque algunos animales han logrado sobrevivir, muchos están mutilados, en carne viva, abrasados por la lava.

Los aldeanos miran ganado muerto y casas cubiertas de ceniza volcánica en la aldea de Sumber Wuluh en Lumajang. JUNI KRISWANTO / AFP


Sentados sobre la ceniza, un grupo de vecinos de Sumber Wuluh contemplan el cráter del Semeru, de donde sigue emanando humo.

En medio de los árboles quemados y deshojados y de las casas y vehículos enterrados por el barro, ellos son, junto con los pocos animales que los rodean, los únicos signos de vida en un panorama de muerte y desolación.

Poblados enteros desaparecieron tras la erupción. AFP