Invertir en capital humano e infraestructura, así como fortalecer la institucionalidad e impulsar sectores productivos clave, son los cuatro desafíos que enfrenta El Salvador para lograr un mayor crecimiento económico, concluyó el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) en un reciente informe.

El organismo internacional publicó ayer el reporte “BIDeconomics El Salvador. Impulsando el crecimiento inclusivo y sostenible”, donde concluyó que el magro crecimiento de la economía salvadoreña se debe en gran parte a un bajo nivel de inversión, en especial la privada.

En 2017, por ejemplo, la economía de Centroamérica y República Dominicana creció 4 %, pero la salvadoreña apenas logró un 2.3 %, señalan los datos del BID. Además, en el último quinquenio la inversión en El Salvador representó el 14 % del Producto Interno Bruto (PIB), frente al 26 % que en conjunto reportó la región en ese mismo periodo.

La poca inversión que recibe el país se explica, a su vez, “por la baja productividad en el sector transable, la violencia y el alto costo del crimen, la falta de confianza, tramitología y procesos legales engorrosos, las deficiencias de capital humano, que obstaculizan la dotación de habilidades necesarias en la fuerza laboral y, por ende, limitan las posibilidades de diversificación productiva”, indicó el organismo.

Pero más allá de aumentar la inversión, El Salvador necesita un crecimiento inclusivo y sostenido, lo cual pasa por lograr que aumente la clase media consolidada, “que lleva dos décadas estancada y representa menos del 20 % de la población”, alertó el Banco.

El aumento en ingresos como las remesas familiares y las transferencias estatales, “no ha sido suficiente para que los pobres lleguen a ser clase media consolidada”, añadió. Dos de cada tres salvadoreños no-pobres continúan expuestos a choques económicos y son vulnerables a caer de nuevo en la pobreza, sentenció el organismo.

Los cuatro desafíos

Para lograr ese crecimiento inclusivo, el BID considera que El Salvador debe enfrentarse a cuatro grandes desafíos. El primero es mantener y profundizar los avances que ha logrado en capital humano.

El país, indica el reporte, necesita mejorar el acceso a educación, salud, empleo, vivienda y programas de protección social, pues de esa manera aumenta la posibilidad de salir de la pobreza.

El segundo desafío es mejorar la infraestructura para que facilite el comercio, aumente la productividad de las empresas y mejore el acceso a servicios básicos como agua, energía y telecomunicaciones.

El Salvador también necesita fortalecer su institucionalidad, empezando por las de seguridad ciudadana, las cuales deben generar confianza en la población. Además, ante las limitantes financieras que enfrenta el Gobierno, el BID recomienda “hacer más eficiente el accionar del sector público para crear mayor espacio fiscal y confiabilidad entre los ciudadanos”.

El cuarto reto es ampliar las oportunidades productivas. El Salvador debe trabajar en la identificación e impulso de los sectores que generen más crecimiento económico y oportunidades para los ciudadanos. En esto es vital hacer uso de la innovación y atraer mayor inversión productiva.



El reto del empleo



Informalidad

Si bien las tasas de desempleo están por debajo del 7 %, una de las más bajas de América Latina y el Caribe, en El Salvador persisten los altos niveles de inestabilidad laboral, informalidad y subempleo, indicó el BID.

 

Mujeres

Además, El Salvador registra una de las tasas de participación laboral femenina más bajas de América Latina y el Caribe: solo el

50 % de las mujeres participa en el mercado laboral, frente al 82 % de los hombres, alertó el BID.