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El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció este lunes que va a subir a 62.500 la cuota anual de refugiados que admitirá el país, después de que su decisión de mantener el mínimo de 15.000 marcado por el gobierno anterior generara una ola de críticas.

"Esto borra una cifra históricamente baja establecida por el anterior gobierno de 15.000, que no refleja los valores de Estados Unidos como nación que acoge y apoya a los refugiados", indicó la Casa Blanca en un comunicado.

Biden había prometido una cifra en torno a 60.000, pero el 16 de abril se echó atrás al anunciar que postergaba su plan y mantenía el mínimo fijado por el exmandatario republicano Donald Trump, desatando fuertes críticas de su propio bando demócrata.

El gobierno de Biden argumentó el mes pasado que el sistema que dejó Trump "estaba aún más diezmado" de lo que se pensaba y que requería un replanteamiento mayor para poder reconstruirlo y cumplir con los compromisos.

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Pero esta postergación de la promesa de Biden recibió críticas de su propio partido, comenzando por el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el poderoso Bob Menéndez, que consideró que la cifra de 15.000 refugiados era "espantosamente baja".

Entonces, el gobierno de Biden reaccionó señalando que ese anunció era "provisional" y que iba a revisar la cuota definitiva antes del 15 de mayo.

Este lunes, Menéndez celebró el anuncio y dijo que es "un paso importante para continuar con una tradición bipartidista que lo llena de orgullo de dar protección a los refugiados".

Antes de que Trump recortara el número de admisiones, el gobierno de Barack Obama recibió en promedio unos 100.000 refugiados cada año.

En un comunicado, el jefe de la Diplomacia de Estados Unidos, Antony Blinken, señaló que tener un sistema de admisiones robusto "no sólo es crucial para los intereses en materia de política exterior y de seguridad nacional de Estados Unidos, sino que es un reflejo de los valores estadounidenses".

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Un total de 5.000 para Latinoamérica


Según datos de la Casa Blanca, con la nueva cuota el sistema de reubicación de refugiados dará 22.000 cupos para África, 6.000 al este de África, 6.000 para Europa y Asia Central, 5.000 para Latinoamérica, 13.000 para Medio Oriente y el Sur de Asia y una reserva adicional de 12.500.

Este plan abarca el actual año fiscal, que termina el 30 de septiembre y el gobierno señaló que esta subida apuntala los esfuerzos que ya están en marcha para expandir el sistema con el fin de admitir a los refugiados y encaminarse a un objetivo de 125.000, en el próximo año.

Según el decreto, esta cifra de refugiados "envía un importante mensaje de que Estados Unidos sigue siendo un lugar seguro para algunas de las personas más vulnerables del mundo".

Este programa de admisión solo concierne a los refugiados seleccionados por las agencias de inteligencia y seguridad estadounidenses en los campamentos de la ONU de todo el mundo, principalmente los más vulnerables, como ancianos, viudas o discapacitados.

LIRS, una de las organizaciones más importantes que ayudan a los refugiados en Estados Unidos, afirmó en un comunicado que como líder del "mundo libre", el país tiene la obligación moral de hacer frente a esta crisis.

Krish O’Mara Vignarajah, presidente de LIRS, reconoció que el gobierno de Trump diezmó la capacidad para recibir a las personas más vulnerables.

"El reto de aumentar las admisiones a este nivel es abrumador", señaló.