Lucerna es una de las ciudades más pobladas de Suiza. González ya tiene dos cafés en la localidad y planea abrir uno más.


Café Tacuba es el nombre del sueño del salvadoreño Manolo González, quien logró establecerse con un negocio donde ofrece lo mejor del grano cultivado en su país, un proyecto que demandó mucho esfuerzo y que ahora crece a los pies de los Alpes suizos.

El nombre no es al azar, es del municipio donde nació González, descendiente de una familia productora y que desde 2006 vio el potencial de pasar del cultivo a la venta del aromático en el corazón financiero de Europa.

“Hace unos años tenía un negocio de turismo en El Salvador y por él conocí Europa. Al hacerlo, vi un café que vendía café de El Salvador y me llamó la atención y dije: algún día -sin saber nada- me gustaría tener un negocio de café de El Salvador en Europa”, recuerda.

El sueño se hizo realidad y, desde hace cuatro años, se inició en la aventura de crear una marca que bautizó con el nombre de la ciudad que le vio nacer: Tacuba.

“No sabe los retos y penurias que pasamos, fue increíble pasar de vender una taza, un capuccino, al día a vender cientos al día. Fue increíble lo que pasamos. Tuvimos un año que no teníamos nada de ingresos, todo era para afuera, para afuera”, dice el emprendedor que ya tiene dos locales y planea abrir uno más en 2021.



Comercio justo.

González explica que como migrante, antes de abrir su café, trabajó en fábricas y en la construcción, pero que siempre tenía el sueño de poner su propio negocio. Algo que logró con la ayuda de su esposa y otras personas.

Como productor de café cree que vender la bebida es un privilegio. “Es un orgullo, una sensación que no puedo describir porque soy finquero también, y ver y sentir el esfuerzo que uno hace para producir ese grano, el amor y la dedicación que uno tiene por las fincas, a pesar de los bajos precios”, añade.

Más allá de la venta en sus locales, Café Tacuba compra -sin intermediarios- lotes de producción salvadoreña de variedades Bourbon, Pacas, Pacamara y Geisha.

Tras establecer contacto con productores, revisan los estándares del grano, ya que buscan la mejor calidad y que los productores cumplan con sus empleados. “Nuestra divisa principal es que sea justo y directo”, dijo.

González y sus socios importan grano verde en barco y hacen sus propios procesos de tostado en Lucerna, donde siguen cautivando a nuevos consumidores a partir de granos con procesos naturales como “honey” y de la venta a otros restaurantes y directa a través de cafetacuba.ch.

“Cada vez que compran un kilo de café o una taza solo me imagino todo lo que se ha vivido para llevar ese grano de café a la mano del cliente”, concluye.