Nos encontramos a casi dos meses de la toma de posesión del gobierno del Presidente electo Nayib Bukele, el gobierno saliente de Sánchez Cerén ha decidido emprender una política de transición, que más bien se podría llamar de dinamitar la transición, de intentar “atornillar” a la mayoría de la gente que ellos han llenado durante todo este tiempo en la administración pública, buena parte de ellos con la máxima virtud de ser militantes y/o simpatizantes del partido en el gobierno. Asimismo se han dado a la tarea sistemática de “organizar” a los trabajadores públicos en “sindicatos” a lo largo y ancho del buró, aún en instituciones que nunca, históricamente, han existido tales organizaciones ¿El propósito de ello? Es claro, ante la percibida “amenaza” de una depuración de la burocracia estatal, ante el miedo desmedido de que su militancia y simpatizantes –que cada vez son menos- se queden sin su fuente de ingresos y dejen de estar “enchufados” al gobierno y eso le “reste” más apoyos al Frente, ante la perspectiva planteada de la posibilidad de entregarle un gobierno quebrado y en cenizas al presidente electo y con ello intentar “boicotear” la administración entrante, ante la oportunidad de “vengarse” por la derrota humillante infringida por el Presidente electo, ante la posibilidad de minarle la gestión a Nayib desde prácticamente el inicio de ella han decidido que, a pesar que todas esas acciones se lleven de encuentro y terminen afectando al pueblo que ellos dicen tanto defender, se han propuesto festinadamente hacer del período de transición, uno más bien de antitransición, y que el reemplazo sea más bien accidentado, abrupto, cortante, con un afán de hacer ver como responsable del mismo al Presidente electo, y tratando –según sus mal dirigidos cálculos políticos- de sacarle la mayor “raja política” a la coyuntura, aunque en el fondo de lo que se trata es de vendetta pura, de mala leche, de la más pura mala fe. ¿El pueblo que se verá afectado? Eso les vale, toda vez que perciban que lo que están haciendo les garantizará, según sus análisis trasnochados, una posibilidad de recomponerse y no salir disparados para fuera de toda representación política en las próximas elecciones. Sin dudas unos cálculos políticos perversos.

Si por algo se caracterizó esta administración, es por la supina ineficiencia, la inoperancia y por el ejército de “enchufados” que “conectó” al aparato de Estado, con el propósito de “vaciarse” partidariamente en el ejecutivo, de “pagar” favores clientelistas con la militancia, de “aumentar” los apoyos políticos con los simpatizantes, y en general convertir al Estado en un elefante blanco inflado, inoperante, ineficiente y lleno de burocracia poco o nada preparada para el servicio público adonde se le destacó.

Y llegó el 3F. Parece que no han sabido interpretar los resultados, y han quedado en un estado mental de autonegación de la realidad. En vez de sacar la lectura correcta de lo que pasó, y de porqué el pueblo en forma aplastante les retiró el respaldo electoral, han tomado posiciones torpes –por decirlo suave-, erráticas y hasta ridículas, como esa de estar dando línea “anti gobierno de Nayib”, adonde cae lo de armar sindicatos en cada institución pública que se pueda, de la “rapiña” de los activos que se puedan del Estado, de entregar instituciones en ruinas, quebradas y llenas de burócratas ineficientes e inoperantes a los nuevos funcionarios, ah eso sí, “atornillados” en el buró, ya sea por haber sido trasladados a Ley de salarios, por estar organizados en “sindicatos pro trabajador” del sector público, o por haber sido “trasladados” a plazas “técnicas” para eludir la figura de los “cargos de confianza”, para evitar ser despedidos a partir del 1 de junio.

Esas y otras truculencias se han dado a la tarea de realizar para dinamitar el inicio de la gestión del nuevo gobierno de Nayib. Y al respecto me permito decirles algo: Que sus cálculos políticos no sólo son nefastos, sino que perversos y el interés de la gente no es algo en lo que estén basados. Que de esto que están haciendo habrá consecuencias serias, y de eso darán cuenta todos ustedes en su momento. Que nos encargaremos que como expresión de “izquierda” en el país desaparezcan políticamente del espectro, o al menos queden reducidos a su mínima expresión, y que con lo que están haciendo han inaugurado el principio del fin de su aventura partidaria torcida en que han convertido unas siglas históricas que representaron lucha, sangre y vida para la democracia de este país y que ustedes simplemente han pervertido! Y con la payasada del Fodes, le pusieron epitafio a su lápida. El tiempo dirá si tengo razón o no…