Cada acontecimiento, cada paso que ha dado el hombre en la humanidad queda registrado por siempre. Quizá, algunos acontecimientos se deberían borrar del mapa o de los archivos; sin embargo, los hechos históricos; ya sean buenos o equívocos, quedan para ser recordados.

La historia la hacemos todos: las universidades, las iglesias, los empresarios, las gremiales, los obreros, los campesinos, los profesionales, etc. Cada acontecimiento está supeditado por el control de los poderes del Estado. No se puede cambiar o eliminar la historia, algunos presidentes le cambian nombres a las calles, a las escuelas, derriban estatuas y bustos de exmandatarios; sin embargo, la historia, buena o mala, ya quedó escrita.

En El Salvador, estamos en el año del bicentenario, el 15 de septiembre de 1821, toda Centroamérica se declaró independiente de España. ¿Fue idóneo independizarnos de ese país europeo? Antes de esos acontecimientos vinieron las conquistas. En la escuela que estudié nunca nos mencionaron cómo masacraban a los indígenas o los forzaban a tomar obligados el cristianismo.

Acá, se tuvo tiempos de bonanza, gracias a la caficultura; aunque los libros evidencian que hubo explotación y desigualdad social, los 14 terratenientes más grandes de El Salvador acapararon todo. En la actualidad, la migración de muchos salvadoreños ha cambiado para bien la economía de muchos hogares. Todo cambia como dice la canción.

Actualmente El Salvador sigue el mismo rumbo del subdesarrollo. El pueblo sufrió un genocidio de más de 30,000 campesinos en 1932; el conflicto armado dejó zozobra y 75,000 muertos; y, desde el 16 de enero de 1992, no hemos tenido conflicto armado, pero sí, un conflicto social de asesinatos y desaparecidos de parte de las pandillas. A todo esto se le suman desastres naturales. ¿Hasta cuándo tendremos una historia digerible y en paz?

No podemos tergiversar la historia. En El Salvador han surgido nuevos medios de comunicación, eso es bueno; sin embargo, no se pueden eliminar o sacar del mapa a los medios de comunicación que ya existían. En una democracia debe respetarse todo pensamiento.

Los mandatarios son los que tienen el poder para cambiar la historia, en los países en donde han gobernado presidentes populistas, totalitarios, anarquistas, han destruido la historia, han roto los libros. Quisieran que las nuevas generaciones olvidasen los acontecimientos históricos anteriores.

En El Salvador hemos tenido todo tipo de presidentes. Es curioso analizar un spot propagandístico que realiza el gobierno de Bukele, en ese comercial se critica a los expresidentes, desde Alfredo Cristiani hasta Sánchez Cerén, aunque se obvió mucha historia, ejemplo de ello: la reforma agraria que introdujo Napoleón Duarte. Cada quien con su opinión con respecto a cada presidente que ha gobernado, recordemos a Maximiliano Hernández Martínez, para unos fue cruel y para otros un presidente ejemplar.

El Pulgarcito de América es pequeño pero con una historia bastante turbulenta. El actual presidente quisiera que no hubiesen suscitado algunos acontecimientos, ejemplo de ello: el genocidio ocurrido en “El Mozote”; lógicamente, en toda guerra se violan los derechos humanos, existen masacres y otras aberraciones. Recordemos que el ejército y los guerrilleros del FMLN se enfrentaros a una guerra. ¿Cambió para algo bueno ese conflicto armado?, ¿podrá El Salvador tener acontecimientos que marquen un mejor panorama para todos?, ¿cuál es la fórmula para dejar de ser un país tercermundista?

Mientras tanto, el gobierno actual muestra el interés de eliminar de una vez por todas a los partidos políticos ARENA y FMLN. Recordemos que la historia política, también estuvo marcada por los gobiernos militares, quienes llegaban al poder con votaciones fraudulentas. Siempre el PCN ganaba. La democracia poco a poco se ha ido construyendo. Lástima que ha sido con guerras y golpes de Estado.

La historia del pasado ya no se puede cambiar; sí se puede tener un mejor presente. El 28 de febrero del 2021, según las encuestas, muchas cosas cambiarán. El presidente Bukele tendrá mayoría en la Asamblea Legislativa, Nuevas Ideas y sus aliados tendrán en sus manos el rumbo de la historia. No hay duda que el voto tiene poder. Los que escribimos, tendremos la oportunidad de plasmar cada hito, cada hazaña que se suceda en este país.

En la historia moderna en El Salvador no creo que se armen movimientos revolucionarios. La juventud se ha volcado a protestar a través de las redes sociales. Ningún país tiene una historia perfecta; eso sí; los salvadoreños anhelamos tener una mejor democracia y un país próspero lleno de oportunidades. Ya basta de divisionismo.