Foto tomada de Youtube.


 

La pandemia del coronavirus ha paralizado todo tipo de actividades en el mundo y las bodas son unos de los principales eventos que no son permitidos debido a la masiva concentración de personas en un solo lugar, lo que eleva el riesgo de contagio de este virus.

Pero algunas parejas decidieron no esperar a que pase la emergencia y se las ingeniaron para contraer nupcias, aunque sus invitados no estuvieran físicamente presentes, pero sí virtualmente con la ayuda de las nuevas tecnologías.

Ese es el caso de Diego y Sofía, una pareja argentina que tenía planeado casarse el 26 de marzo pero en lugar de aplazar la celebración optaron por adelantarla cinco días y se dieron el “sí” a través de Instagram Live.

Familiares y amigos fueron testigos del especial momento a través de esa red social, también por medio de Facebook y Zoom, así pudieron cumplir su deseo. Sin embargo, los recién casados prometieron celebrar junto a sus seres queridos cuando la situación vuelva a la normalidad.

El video de la ceremonia fue compartido en Youtube por uno de los amigos de la pareja y contó cómo se organizaron entre todos para que se casaran desde el sillón de su casa.

“Cuando se anunció la cuarentena total y obligatoria en todo el territorio argentino, unos pocos días antes de la fiesta las sospechas se confirmaron. Y ahí empezó a suceder algo hermoso, se nos ocurrió que podíamos hacer una boda viral con el título: Me quedo en casa. En menos de 48 horas se armó un equipo de trabajo para hacerlo posible”, relató.



Pero ese no ha sido el único caso, otra historia similar se vivió en Montevideo, Uruguay, donde los invitados también fueron testigo de la boda a través de una transmisión en vivo de Instagram.

En este país han sido suspendidas los casamientos con invitados y solo las parejas junto a sus testigos pueden ingresar a la oficina del Registro Civil.

"Teníamos muchos nervios" por la posibilidad de que se decretara una cuarentena general que impidiera el enlace, contó Renata Amelotti, de 24 años, vestida de impecable traje de blanco.

Abrazado a ella, su flamante esposo Juan Uría, de 27, cuenta que nunca pensaron en posponer la boda, aunque sí decidieron hacerlo con la ceremonia religiosa y el festejo posterior, que quedará para octubre.

"Mucha gente que queríamos que nos acompañe no iba a poder estar y nos pareció más importante esperar un poco y poder citar a todas esas personas", completa Renata después de bailar improvisadamente con Juan un vals en la acera, acompañados por el violín de un músico callejero.