La Fiscalía General de la República y la Superintendencia del Sistema Financiero (SSF) investigan una serie de denuncias contra tres hermanos que captaban ilegalmente fondos para inversiones de alto riesgo y supuestamente las invertían en un mercado especulativo de divisas en el exterior. Sus operaciones especulativas han derivado en centenares de personas afectadas que no logran recuperar el dinero que entregaron bajo promesa de altos rendimientos.

La alarma se encendió en mayo del año pasado cuando la SSF emitió una alerta sobre “captación de fondos del público efectuadas por personas que se denominan Consultor Forex, SIG Capitales y Sprintx, Carlos José, Gerardo Javier y José Ricardo, todos de apellido Rivas Álvarez”, quienes ofrecían “oportunidades de inversión en el Mercado Forex”.

La SSF indicaba en su comunicado que “las personas antes mencionadas no cuentan con autorización para efectuar las operaciones que ofrecen” y no formaban parte de entidades supervisadas. En otras palabras, la SSF advertía que ni los hermanos Rivas Álvarez ni las personas jurídicas que decían representar, tenían autorización para la captación de fondos del público.

En los comentarios: Afectados de caso Rivas Álvarez les piden dar la cara. Otros piden a SSF desbloquear cuentas

La Superintendencia comunicó entonces las denuncias y sus hallazgos a la Fiscalía.

El Mercado Forex (de Foreign Exchange) es el Mercado internacional de compra y venta de divisas a través de procedimientos financieros virtuales que se llevan a cabo desde cualquier lugar del mundo.

El negocio de los hermanos Rivas Álvarez era ofrecerse como asesores financieros en el especulativo Mercado Forex, donde con el dinero de los clientes compraban y vendían divisas y sus considerables ganancias eran ofrecidas como alto rendimiento a los inversores, mayores a las que habrían obtenido en un banco o financiera local.

 

Promesas de altos intereses

Los hermanos Rivas Álvarez habían empezado a captar fondos del público a finales de 2014 y entre sus primeros clientes figuraban miembros de la iglesia donde se congregaban y donde su familia goza de buena reputación. Los clientes firmaban contratos de un año de validez en los que ofrecían rendimientos (intereses) de alrededor de entre 15 % y 20 % mensual, según los contratos vistos por Diario El Mundo. Otros clientes aseguran que a ellos solo les ofrecieron entre el 13 y el 17% mensual de rendimiento.

Los contratos garantizaban la devolución de la inversión inicial pero anticipaban una serie de advertencias sobre el mercado especulativo en el que harían las inversiones y no daban garantías totales de las ganancias, pero aún así, el negocio empezó a andar de viento en popa.

Los contratos se hacían con algunas de las empresas mencionadas por la SSF y por una cuarta empresa denominada SmartFX. Los clientes depositaban en cuentas personales en dos bancos locales a nombre de los hermanos Carlos José Rivas Álvarez o de Gerardo Javier Rivas Álvarez. Los contratos a los que ha tenido acceso Diario El Mundo estaban firmados por Gerardo Javier Rivas Álvarez.

“Yo deposité una cuenta de Carlos, firmé el contrato con Gerardo pero en la oficina me atendía José Ricardo”, aseguró Alberto, uno de los afectados.

Los hermanos crearon entonces un sistema en el que emitían reportes quincenales de los intereses y ganancias acumuladas por los clientes. También había un canal en la aplicación de mensajería Telegram, donde se daban reportes e informaciones generales del negocio.

Los contratos establecían que los clientes no podían hacer retiros mayores al 50% de las ganancias mensuales.

Durante 2016 y 2017, el negocio crecía exponencialmente. Todos parecían contentos con estas operaciones. Algunos clientes admiten que no tuvieron problemas para retirar sus fondos o sus ganancias hasta que la Superintendencia hizo esa advertencia sobre la captación ilegal de fondos.

 

Aadvertencias en dos países

La Superintendencia del Sistema Financiero de El Salvador y la Superintendencia de Valores de Panamá advirtieron sobre los negocios de los Rivas Álvarez.



 

Los problemas

Entonces llegaron los problemas. A partir de junio y Julio 2018, la lujosa oficina donde funcionaban en un exclusivo edificio de la colonia Escalón, se empezó a llenar de reclamos de inversionistas que no podían retirar su dinero. El Call Center se llenó de excusas también.

Los empleados de las empresas de los hermanos Rivas Álvarez culpaban a la SSF de los atrasos y prometían para el día siguiente o la semana siguiente ponerse al día, pero ese día no llegaba. Diario El Mundo habló con una docena de clientes inconformes y todos pidieron no ser mencionados por su nombre completo, por temor a represalias. Ellos compartieron correos electrónicos de distintas fechas en los que prometían pagarles, pero los pagos no llegaron.

“Yo hice el año del contrato y cuando se me venció el contrato quise retirar los fondos en julio del año pasado y me dijeron que en un mes me harían el desembolso, justo al mes fui a las oficinas y yo aun no sabía que ya no estaban dando los desembolsos y el ejecutivo que me atendió me dijo no se iban a poder hacer retiros y que no tenía una fecha exacta de cuando que podría ser en un mes como se podría tardar hasta seis meses”, relata Alejandra, una de las primeras clientes inconformes.

El empleado que atendió a Alejandra le aseguró que las cuentas de las empresas habían sido bloqueadas tras la advertencia de la SSF.

Los pagos se empezaron a atrasar y hubo conatos de protestas grupales de clientes frente a las oficinas.

Roberto, otro cliente, asegura que a partir de junio empezó una serie de excusas, “una comunicación deficiente” y los hermanos Rivas Álvarez, que usualmente atendían personalmente a los clientes que así lo solicitaban, dejaron de atender sus teléfonos.

Los clientes inconformes empezaron a crecer y se fueron conociendo espontáneamente al coincidir en los reclamos. Algunos empezaron a formar grupos de Whatsapp donde relataban sus historias. En uno de esos grupos hay unas 200 personas afectadas. En otro hay unos 60, según pudo comprobar Diario El Mundo.

Pese a las denuncias, las esperanzas de que recuperarían los fondos continuaron. Los clientes recibían correos con promesas recurrentes de que los hermanos Rivas Álvarez se pondrían al día con sus clientes, pero las promesas se desvanecían con la realidad de no pagarles.

“Hubo gente que empeñó su casa, gente que invirtió toda su pensión, otros que hicieron préstamos. Yo me moría de pena porque hice que amigos míos invirtieran en lo que yo creía que era un negocio seguro”, explica Roberto, quien pidió no mencionáramos su apellido.

Roberto, que había invertido $20 mil en lo que creyó era el negocio de su vida, decidió entonces hacer una denuncia ante la Fiscalía por “estafa” . Un amigo suyo, que también había invertido $5 mil, hizo lo mismo.

Ahí entonces empezaría una cadena de denuncias ante la Unidad de Patrimonio de la Fiscalía General de la República y luego vendrían otras tantas ante la Unidad de Delitos contra la Vida del Ministerio Público porque empezaron a recibir amenazas de muerte por sus denuncias.

Fuentes de la Fiscalía admitieron a Diario El Mundo la existencia de casi un centenar de denuncias contra estas empresas y los hermanos Rivas Álvarez, pero admitieron que todas se investigan bajo reserva y se negaron a revelar detalles.

Otra fuente de la Fiscalía advirtió que uno de los problemas es que las denuncias están dispersas en todo el país y no ha habido un esfuerzo coordinado por unificarlas. El grueso de las denuncias aumentó a partir de noviembre pasado, según las fuentes.

En la iglesia donde los hermanos Rivas Álvarez se asistían congregaban, la preocupación de los líderes de la congregación empezó a crecer cuando se conocieron que entre las víctimas estaban decenas de sus feligreses. Los líderes de la iglesia se apresuraron a buscar una solución a la problemática y han apoyado a las víctimas de los hermanos.

 

El entramado empresarial

Uno de los problemas que prevalecen en este caso es que las empresas mencionadas por la SSF: Consultor Forex, SIG Capitales y Sprintx, no tienen personería jurídica en el país. Varios de los clientes de los hermanos Rivas Álvarez aseguran haber firmado contratos con estas empresas.

El sitio web de Sig capitales, que decía tener oficinas en Londres y Nueva York, dejó de funcionar.

Algunos de los clientes firmaron contratos con Smart FX o Smart Group. Grupo Smart fue inscrita en el Centro Nacional de Registros el 2 de septiembre de 2016. Los Rivas Álvarez también inscribieron una empresa similar en Panamá unos días antes, el 23 de Agosto de 2016, bajo el nombre de Smart International Group, que aún hasta hoy sigue vigente, bajo el folio 155635487.

Sin embargo, Smart International Group recibió también una advertencia de parte de la Superintendencia del Mercado de Valores (SMV) de Panamá a menos de un año de haberse constituido en ese país.

La SMV advertía que “Smart International Group no contaba con registro en esa entidad panameña para actividades relacionadas al Mercado de valores, incluyendo negocios de intermediación de valores, asesorías de inversión, intermediación de Forex, administrador de inversión en o desde la República de Panamá”.

 



¿Qué es el Mercado Forex?



El Mercado Forex (de Foreign Exchange) es el Mercado internacional de compra y venta de divisas a través de procedimientos financieros virtuales que se llevan a cabo desde cualquier lugar del mundo.

Este tipo de mercado es similar al bursátil, donde se necesita un intermediario para hacer las transacciones, estos son conocidos como ‘brokers’.

El negocio de los hermanos Rivas Álvarez era ofrecerse como ‘brokers’ en el especulativo Mercado Forex, donde con el dinero de los clientes compraban y vendían divisas y sus ganancias eran ofrecidas como alto rendimiento a los inversores.

Este tipo de mercados no ha sido regulado en ningún lugar del mundo, y su característica es la alta volatilidad, para ganar o perder.

Una resolución de la SSF con referencia 043-2016, de abril de 2016 dice: “La autorización para captar fondos del público es otorgada a las entidades que se encuentran autorizadas para constituirse y operar en el marco de las disposiciones contempladas en la Ley de Bancos y en la Ley Bancos Cooperativos y Sociedades de Ahorro y Crédito, siendo la Superintencia del Sistema Financiero, la encargada de la fiscalización y registro de las mismas”.