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Cerca de 1.700 sacerdotes y otros miembros del clero que la Iglesia Católica considerada que fueron creíblemente acusados ​​de abuso sexual infantil tienen acceso a niños sin supervisión de las autoridades religiosas o civiles, reveló una investigación especial de la agencia de noticias The Associated Press, retomada por la cadena Telemundo.

Estos sacerdotes, diáconos, monjes y laicos, ahora enseñan matemáticas de secundaria, aconsejan a los sobrevivientes de abuso sexual, trabajan como enfermeros y voluntarios en organizaciones sin ánimo de lucro destinadas a ayudar a niños en estado de vulnerabilidad, y viven al lado de parques infantiles y guarderías.

Desde que abandonaron la iglesia, docenas habrían cometido crímenes como acoso sexual y posesión de pornografía infantil.

Un esfuerzo reciente de las diócesis católicas en EE.UU. para publicar los nombres de las personas que considera que fueron creíblemente acusadas demostró que viven como ciudadanos privados luego de dejar la vida religiosa.

Las acusaciones van desde conversaciones inapropiadas, y abrazos no deseados, hasta sodomía forzada y violación.

Además de los casi 1.700 que fueron encontrados sin ningún tipo de supervisión, hubo 76 personas que no pudieron ser localizadas. Sin embargo, los miembros restantes del clero estaban bajo supervisión, algunos en prisión o supervisados ​​por programas de la iglesia.

Puestos de confianza

La investigación encontró que cientos de sacerdotes ocupaban puestos de confianza, muchos con acceso a los niños. Más de 160 continuaron trabajando o siendo voluntarios en iglesias, incluidas docenas en diócesis católicas y de otras denominaciones.

Aproximadamente 190 obtuvieron licencias profesionales para trabajar en campos como educación, medicina, trabajo social y consejería, incluidos 74 que tenían credenciales válidas en esas áreas.

La mayoría de las personas enumeradas como acusadas con credibilidad nunca fueron procesadas penalmente por los abusos cuando formaban parte de la iglesia. Esa falta de antecedentes penales ha demostrado ser un problema que les permite ejercer la vida privada sin obstáculos a pesar de las graves acusaciones.

Pederastas migraron a nuevos trabajos


Cientos de estos sacerdotes que, en gran medida no estaban bajo supervisión de la Iglesia y las autoridades civiles, eligieron carreras que los colocaron en nuevos puestos de autoridad.


Al menos dos trabajaron como oficiales de detención juvenil, en Washington y Arizona, y muchos otros migraron a roles gubernamentales como defensores de víctimas o planificadores de salud pública. Otros consiguieron trabajos en lugares como Disney World, centros comunitarios o refugios familiares que acogen a víctimas de abuso doméstico.


Muchos acogieron a niños, adolescentes y adultos jóvenes que vinieron al país por oportunidades educativas. Otros trabajaron con organizaciones que forman parte del sistema de hogares de acogida, aunque ese número podría ser mucho mayor ya que ninguna base de datos pública rastrea a los padres adoptivos.