Cinco de cada 10 salvadoreños con alguna discapacidad no tienen un empleo, señala un estudio del Banco Mundial que advierte que un país puede perder hasta siete puntos de su Producto Interno Bruto (PIB) por excluir a este segmento población.


El reporte “Inclusión de las personas con discapacidad en América Latina y el Caribe: un camino hacia el desarrollo sostenible”, presentado en el marco del Día Internacional de las Personas con Discapacidad celebrado este 3 de diciembre, revela que este segmento de la población enfrenta barreras para conseguir empleo, acceder a educación y hasta para ejercer su derecho en elecciones.


La investigación revela que la tasa de inactividad de las personas con discapacidad en El Salvador es una de las más altas en la región en hasta el 59.6 %. Una brecha de 20.7 puntos al comparar contra el 38.9 % de la población sin discapacidad.


Una persona inactiva es aquella que cumple las condiciones para trabajar pero que no se incorpora al mercado laboral. El Banco Mundial recuerda que la inserción laboral “es peor para algunos subgrupos”, como en el caso de los ciudadanos con discapacidad que “enfrentan mayores obstáculos para encontrar trabajo y solo se les ofrecen puestos no calificados y con salarios bajos, a menudo a costa de la subutilización de sus habilidades”.


La exclusión de las personas con discapacidad tiene un costo en la economía que puede rondar entre el 3 % y 7 % en pérdidas del PIB de un país, calcula el Banco Mundial.


Para Carlos Felipe Jaramillo, vicepresidente del Banco Mundial para América Latina y el Caribe, las personas con discapacidad deben aportar “plenamente a la vida pública sin sufrir discriminación o alguna marginación en escuelas o lugares de trabajo”.



Más pobres y más propensos a crisis


El multilateral, con sede en Washington, destaca que las personas son discapacidad también son más vulnerables a perder su trabajo durante una crisis económica como la originada por la pandemia del covid-19.


A pesar que la pandemia tuvo devastadores impactos económicos y en salud, la institución señala que podría tener un “efecto positivo” para las personas con discapacidad si las empresas flexibilizan los esquemas de teletrabajo que beneficiarían reduciendo costos y tiempo de traslado.


Sin embargo, esto podría ser una barrera para El Salvador ya que “una proporción importante de las mujeres con discapacidad son trabajadoras domésticas, lo que vuelve el trabajo remoto imposible”.


Los ingresos para estos hogares también son más limitados y tienen indicadores más altos de pobreza multidimensional. En El Salvador, el 41.7 % de las familias con una persona con discapacidad vive en barrios precarios donde carecen de servicios públicos básicos como agua, electricidad y saneamiento.


El 55.8 % de los hogares con personas con discapacidad de la zona rural vive en pobreza multidimensional, un porcentaje que se reduce a 37.5 % para la urbe.



Hallazgos del estudio en El Salvador



  • DISCRIMINACIÓN: El Banco Mundial señala que en El Salvador cinco de cada 10 personas con discapacidad se sintieron discriminadas por sus vecinos y cuatro de 10 por sus propias familias. Nociones sesgadas de que no puede hacer cosas.

  • VIOLENCIA: La investigación indica que la mitad de niños con discapacidad en El Salvador reportó ser víctima de violencia por su situación. Las mujeres con discapacidad sufren violencia sexual y de género.

  • PREVALENCIA: En El Salvador, los hombres tienen mayor prevalencia de la discapacidad en 23.6 % contra sus pares en 20.5 %. No obstante, la mayoría de mujeres con discapacidad se dedican a actividades domésticas.

  • SIN EDUCACIÓN: El 50.2 % de los niños entre 6 y 12 años no asiste a la escuela por su estatus de discapacidad. El Salvador es el que muestra el mayor porcentaje con esta barrera a nivel regional, indicó el Banco Mundial.

  • ACCESO A SERVICIOS: En El Salvador, solo el 8.7 % de los hogares con personas con discapacidad en la zona rural tiene acceso a saneamiento, agua y electricidad; en la región urbana ese porcentaje sube a 62.3 %.