El mercadito de Merliot esperó a sus clientes con servicio para llevar. / Roxana Lemus


La disminución de las ventas es una de las preocupaciones más grandes entre los dueños, gerentes y vendedoras en comedores, pupuserías, cafeterías y comercios ubicados en los alrededores del centro de Gobierno, el mercado San Miguelito, el Centro Histórico, San Jacinto y Merliot, tras la implementación del servicio a domicilio ordenado esta semana por el presidente de la República, Nayib Bukele, a raíz de la emergencia por coronavirus.

En un recorrido realizado por este medio se pudo constatar que a los dueños o encargados de los negocios no solo les preocupa el alza de los productos que vienen de Guatemala y se comercializan en el país, sino también las pérdidas por no brindar un servicio completo en sus establecimientos.

“Siempre vengo a comer aquí, pero ahora es para llevar porque así dijo el presidente y uno tiene que hacer caso”, dijo Ángel Vásquez, quien llega todos los días al mercado San Miguelito, en San Salvador, a desayudar.

En los puestos, algunas vendedoras dicen que no tienen todo claro, que alguien del Cuerpo de Agentes Metropolitanos (CAM) llegó a decirles que pueden continuar con el servicio normal, otras dicen que no escucharon ni vieron al agente del CAM, que no saben nada y, por ende, continúan sirviendo desayunos.

“El que viene y quiere para llevar se le da para llevar, pero el que quiere comer acá pues se le da, porque imagínese, ya desde la semana pasada estamos perdiendo, no vienen muchos clientes, entonces cómo les vamos a decir que no a los pocos que vienen y quieren comer aquí”, dijo una vendedora que no quiso ser identificada.

Algunas afirmaron que siguen las medidas y solo se vende para llevar, mientras otras dijeron que ya ni venden porque no llegan muchos clientes desde la semana anterior.

En el Centro Histórico y los alrededores del centro de Gobierno, algunas pupuserías y comedores no permiten desayunar en los locales; otras, en tanto, donde no hay vigilancia, permiten que sus comensales se sienten y hasta les sirven las pupusas con café o chocolate.

En algunos restaurantes y cafeterías como Samsil, Le Café, Catedral Café, entre otros, aseguran que están siguiendo las disposiciones; de hecho, reportan bajas ventas y, algunos, han tenido que mandar a parte del personal a sus casas.

“Estamos vendiendo solo el 20 %, es decir, estamos perdiendo el 80 % en todas las sucursales. Ahora es menos fluido, la gente no quiere colaborar, quiere comer acá y mejor se van y no compran”, afirmó Katheryne Menjívar, supervisora de Comedor y Panadería Samsil del Centro Histórico.

En San Jacinto la historia no es muy diferente. Las vendedoras dicen que lo más difícil es que los clientes quieren sentarse a comer y no quieren para llevar.

“Sabemos que las medidas están buenas, pero cuando uno viene al mercado a sacar para el día, ¿cómo va a hacer uno si se va a la casa?, uno tiene que comer y ahorita no se quedan (los clientes), la gente se va y estamos perdiendo”, señaló una vendedora que pidió anonimato.

Mientras, en el mercado de Merliot, en Antiguo Cuscatlán, a las vendedoras les preocupa la situación, pues además de las medidas del presidente, la alcaldía les ha restringido la venta de bebidas alcohólicas y los clientes quieren sentarse y comer ahí.

“Hay que pagarle impuesto a la alcaldía y ahorita la gente pide para comer aquí, no quieren para llevar”, señaló una vendedora que tampoco quiso ser identificada.