La poza El Callejón es una de las más frecuentadas por los habitantes de San José Cancasque, aún durante la pandemia del covid-19, cuando el Gobierno ha hecho el llamado de quedarse en casa para evitar contagios. / Francisco Valle


En San José Cancasque, municipio de Chalatenango, la palabra pandemia se escucha por radio y televisión únicamente. La infección covid-19 es para los habitantes una enfermedad que, si bien es peligrosa, no les ha llegado, porque lo que ahí “anda pegando es dengue, es chikungunya”; por lo tanto, viven en una normalidad que les permite reunirse en las calles, aceras, debajo de árboles y hasta en el río con total confianza entre los amigos y familiares.

Hasta el 12 de agosto, San José Cancasque, Nueva Trinidad, San Antonio de la Cruz y San Antonio Los Ranchos se mantenían como los únicos municipios, de los 33 que integran al departamento de Chalatenango, que no registraban un caso confirmado de covid-19.

“Aquí no tenemos de eso, lo que anda pegando es dengue y chikungunya”, dijo un caballero, mientras compartía con un grupo de jóvenes en el patio de una tienda, donde los amantes del fútbol se habían reunido para ver el encuentro deportivo entre Paris Saint -Germain versus el Atalanta.

Con total confianza, los cuatro amigos disfrutaban el partido, solo uno tenía mascarilla. Segundos después, una señora llegó a solicitar un producto a la tienda, sonreía y comentaba que en la línea de la calle que conduce a la alcaldía, más “un montón de gente de otros barrios”, tenían dengue o chikungunya, “porque en este tiempo hay bastante zancudo”.

“Aquí no se aflige uno, usted; uno trata de no complicarse mucho, porque si se complica se enloquece”, indicó María del Carmen Guardado, al tiempo que lanzaba una carcajada.

Durante la tarde muchos amigos salen para compartir en los barrios de Cascaque. / Francisco Valle


 

La fémina comentó que ya le dio chikungunya y sostiene, como los cuatro amigos, que “eso es lo anda pegando”.

“Me dio dolor de cabeza, las grandes dolamas, dolor de huesos, como que una aplanadora me había pasado en el cuerpo”, mencionó.

Sin embargo, personal sanitario del municipio aseguró que no hay casos confirmados de dengue y chikungunya. Los profesionales precisaron que los cuadros más repetitivos que se reportan en el municipio son los dolores de cabeza (cefaleas), ansiedad y colon irritable.

Asimismo, manifestaron que a diario se registran entre dos o tres infecciones respiratorias agudas, aunque dijeron que hay nueve personas con sospechas de covid-19.

Los pobladores, en tanto, viven su realidad, su normalidad. El municipio, cuyo acceso es bastante rústico, cuenta con tiendas que están bien abastecidas, incluso, hasta venden gaveteros; lo único que ha cambiado con la pandemia es que ahora también venden mascarillas.

En las calles son pocas las personas que usan protector, la mayoría camina, anda en bicicleta o motocicleta sin tapabocas. Al filo de la tarde, muchas personas, en su mayoría hombres, se reúnen bajo la sombra de árboles, a un costado de la iglesia, en las aceras o cerca de un riachuelo por la calle principal.

Muchos grupos de jóvenes se observan en las calles de ingreso al casco del municipio. / DEM


Los niños caminan por veredas y barrios, se ríen, se saludan con palmadas en la espalda, salen con o sin camiseta de sus casas y hasta se pasean chorreando agua tras haber ido a un río que desemboca en el Lempa.

En Cancasque los habitantes son cálidos, todos parece que se conocen. Algunos amigos se reúnen para jugar naipes, mientras toman diferentes bebidas y son observados por los ojos de curiosos, que llegan para apreciar la argucia con la cual esconden o hacen aparecer las cartas sus jugadores.

En el río, la poza El callejón le brinda a muchos, entre niños y adultos, la desconexión indicada para gozar la tarde. Al lugar no solo llegan a bañarse, también hay mujeres que llegan a lavar ropa y hombres que se reúnen para beber y distraerse con amigos.

La tarde se pasa en Cancasque como un soplo y el ocaso se asoma sin que sus habitantes lamenten una muerte por covid-19, porque las únicas muertes registradas durante la pandemia han sido naturales y por intoxicación de alcohol, según el personal sanitario.

La vida de los pobladores parece normal, con una paz sin covid-19 que podría ser envidiable, incluso, para los habitantes de los municipios vecinos, donde se están desarrollando proyectos para evitar que el nuevo coronavirus no se propague.

 

Aunque cuentan con servicio de agua potable, algunas mujeres indicaron que es mejor lavar en el río. / Francisco Valle