El 8 de febrero de 2016, tres pandilleros del barrio 18 y un jornalero no murieron en un enfrentamiento, sino que fueron ejecutados por ocho policías, según fallaron por unanimidad los tres jueces del Tribunal Primero de Sentencia de Santa Tecla, quienes ayer los condenaron a 40 años por homicidio agravado y cinco por fraude procesal.

Según la decisión judicial, los tres policías del extinto Grupo de Reacción Policial (GRP) y cinco agentes de la subdelegación de Zaragoza, tuvieron una conducta dolosa y una intención homicida, pues desde que ingresaron a la casa en Villas de Zaragoza, buscaron asesinar a las víctimas.

El juez Cruz Pérez Granados dijo que los agentes sabían perfectamente que no podían quitarle la vida a personas indefensas, porque desde que ingresaron a la vivienda las víctimas nunca opusieron resistencia, ya que los tres policías del entonces GRP ingresaron por el techo de la parte trasera de la casa y los otros cinco al frente de la vivienda. Los sometieron inmediatamente.

Según el tribunal, hubo un abuso de superioridad y alevosía. “Un enfrentamiento fingido o simulado el tribunal no lo acredita, sino la intención homicida de los policías de quitarle la vida a las víctimas, ellos tenían el control y dominio de los hechos”, expresó Pérez Granados al momento de fundamentar el homicidio agravado.

Desde que ingresaron a la casa inmovilizaron a Carlos Vladimir Nerio Andrade, Miguel Ángel Ponce López y Edwin Manuel Lemus Aldana y al jornalero, José Armando Díaz Valladares.

Dayana, esposa del jornalero, y el testigo con régimen de protección “Abraham”, al declarar en la vista pública dijeron a los jueces que los policías pusieron boca abajo a las víctimas y que estando en el suelo los comenzaron a golpear con los pies.

Dayana le insistió a los agentes que José Armando no era pandillero y que estaba desvelado porque trabajaba de noche, pero los agentes siguieron agrediendo a su compañero y que al final junto a clave “Abraham” los expulsaron de la casa.

Ambos testigos expresaron al tribunal que las cuatro víctimas quedaban con vida, cuando a ellos los sacaron de la vivienda; esos testimonios fueron claves porque eso demuestra que no hubo enfrentamiento y sobre todo porque, Dayana y “Abraham” dijeron que minutos después escucharon una nutrida balacera en la casa y que a los cuatro jóvenes que habían quedado con vida y sometidos la misma policía los dio por muertos.

Eso, a criterio de los jueces, no es más que una ejecución sumaria. Le dieron total credibilidad a Dayana y “Abraham” junto a claves “Ebenezer” y “Neser”, quienes reforzaron lo dicho por los dos primeros testigos. Los cuatro fueron concordantes en sus declaraciones, según los jueces.

Respecto al fraude procesal, el juez José Franco Castillo concluyó que los policías alteraron la escena para hacer creer que las muertes fueron producto de un enfrentamiento.

Al tribunal le pareció extraño que en el lugar solo se hallan encontrado tres casquillos, cuando las víctimas lo menos que tenía cada una eran tres disparos, la mayoría en el cuello.

Incluso al jornalero le pusieron una escopeta y cuando se le hizo la prueba de bario y plomo, los expertos no le hallaron ningún residuo de pólvora que indique que disparó el arma, además se encontraron indicios que los cuerpos fueron movidos dentro de la casa para hacer ver que estaban en posiciones en varios puntos para atacar a los policías.