Se suele decir que cuando la economía estadounidense estornuda, a nosotros nos da resfriado. Así de clara es nuestra enorme dependencia hacia la economía estadounidense ya sea en lo positivo o en lo negativo. Así, la crisis inmobiliaria estadounidense de 2008 impactó directamente nuestra realidad y la crisis desatada por la pandemia del coronavirus también.

De igual manera, ahora el plan de estímulos del presidente Biden nos está impactando positivamente. Tanto el flujo de remesas como el del valor total de las exportaciones de productos salvadoreños hacia Estados Unidos se mantienen en alza, influenciados por la multimillonaria inyección de fondos de la administración del presidente Joe Biden.

Según los datos del Banco Central de Reserva (BCR), entre enero y abril los salvadoreños radicados en el exterior enviaron $2,350.4 millones y reportan un crecimiento del 47.4 % contra el mismo período de 2020. Más del 90 % de los envíos proceden de Estados Unidos. Las remesas empezaron especialmente a crecer después de que terminaron los confinamientos en la nación del Norte.

La embajada estadounidense revelaba el viernes que en El Salvador se encuentran presentes más de 250 empresas de inversión estadounidense, las cuales generan más de 150 mil empleos directos para los salvadoreños.

A esto hay que sumarle la cantidad de ciudadanos salvadoreños en Estados Unidos, nuestros lazos históricos ya familiares, la presencia norteamericana en El Salvador en momentos de necesidad y de emergencias. Por eso y muchísimas otras razones es vital conservar, mejorar y cuidar la relación bilateral con Estados Unidos.