108 personas en China Continental murieron este pasado lunes 10 de febrero, marcando el día con el mayor número de muertes desde que se inició la epidemia del novel Coronavirus en la región de Hubei, China. El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, mencionó durante una conferencia de prensa el martes, 11 de febrero, que fuera de China se habían reportado 393 casos dispersos en 24 países del mundo. En nuestro continente de las Américas, solamente dos países han reportado casos, 13 en Estados Unidos y siete en Canadá, para un total de 20 casos, sin ninguna muerte en nuestro continente. El Dr. Tedros, también anunció que el novel coronavirus se llamará: COVID-19, y que una vacuna podría estar lista en 18 meses.

En una epidemia que según el presidente de la reserva federal de Estados Unidos, el señor Jerome Powell, podría afectar la economía mundial, China se encuentra lentamente tratando de regresar al trabajo, semanas después de que numerosos negocios, de la segunda potencia económica mundial, tuvieran que cerrar debido al peligro y temor a la epidemia.

Escasez de trabajadores, problemas de transporte, falta de medicamentos y estrictos oficiales locales del partido comunista, hacen que ese retorno al trabajo sea aún más difícil, según fuentes de ese país. Las predicciones según economistas de Bloomberg, son que aun si la epidemia es contenida, China decrecerá su crecimiento económico en 1.5 % (del 6 al 4,5) durante el primer trimestre de este año, lo cual equivale a casi ocho veces el producto interno bruto de nuestro país. Este trimestre perdido, sería el más bajo desde 1992. Las implicaciones económicas que esta epidemia tendrá en la economía mundial y en países como el nuestro todavía están por verse.

Hasta el momento China, con grandes esfuerzos y sacrificios está logrando contener la epidemia, substancialmente limitándola a la región continental del país. ¿Pero cómo?

El día 23 de enero, las autoridades de la ciudad de Wuhan, sellaron las carreteras y cancelaron todo el transporte público para prevenir la diseminación del virus fuera de su megaciudad (11 millones de habitantes). Pocos días después, otras 10 megaciudades de China siguieron sus pasos y dictaron órdenes de cuarentena, dejando aislados millones y millones de sus ciudadanos en sus respectivas ciudades. Nadie tiene permiso de salir o entrar en dichas ciudades. Con un influjo de pacientes de miles exigiendo atención médica en los hospitales locales, el sistema de salud de Wuhan empezó a sentirse sobresaturado, por ello el gobierno local se comprometió a construir un hospital de 1000 camas en únicamente 10 días (en comparación el hospital Rosales cuenta con 500 camas).

Como decía Gerhard Gschwandtner: los problemas no son otra cosa que llamadas para la creatividad. Estamos siendo testigos de algo nunca visto. En épocas modernas, nunca se habían realizado esfuerzos tan draconianos para contener una epidemia, aun y a pesar de que la cuarentena no está dentro de las medidas para contención de epidemias recomendadas por la OMS, ni por expertos mundiales en ese tema. Cuarentena, identificación y diagnóstico rápido de casos, seguido por aislamiento de estos, en hospitales específicamente construidos y diseñados para el aislamiento. Así está la República Popular China, protegiendo al final, al resto del mundo, y cada día que no veamos un caso en nuestra Centroamérica, es un día más para darle gracias a Dios, porque ese día extra los investigadores, los salubristas, epidemiólogos y personal de salud en general, tienen un día más para prepararse. En el ínterin mi agradecimiento al pueblo chino.