La sensación de que la vida va a cambiar por bastante tiempo empieza a asentarse entre nosotros. La mayoría de las personas asumen que las medidas para combatir el virus son temporales y que en algún momento la vida volverá a la normalidad, pero muchos cambios puede que sean permanentes.

Con el tiempo, las empresas se convierten en estructuras complejas y burocráticas, con tantas rutinas arraigadas que son casi imposibles de modificar, y generalmente se resisten a los giros radicales. Pero en épocas de una crisis profunda, se abre una ventana de oportunidad al cambio. El coronavirus puede ser esa sacudida externa que redefina en su esencia ciertas áreas de cómo vivimos nuestra vida. En lugar de simplemente recuperarnos y volver a como estábamos antes del coronavirus, algunos cambios pueden ser para siempre.

En tres áreas de nuestra vida económica, los cambios producidos por el coronavirus pueden ser más duraderos de lo que se piensa:

  1. Viajes de negocios.


Los viajes de negocios a menudo se consideran esenciales para el éxito de las organizaciones y la eficacia de su gestión. No hay duda de que los encuentros cara a cara ayudan a construir relaciones y confianza, que son cruciales para que un proyecto tenga éxito. Pero ahora que las empresas y otras organizaciones se ven forzadas a reducir radicalmente o detener los viajes de negocios, quizá se den cuenta de que no son tan fundamentales después de todo, siempre que encuentren alternativas que funcionen. Ahora que los empleados se apoyan en llamadas a través de Skype o Zoom, en lugar de volar por todo el planeta para conocerse en persona, a lo mejor se percatan de que las videoconferencias son una buena alternativa: más flexible, más amigable con su vida familiar y más sostenible para el medio ambiente. Los jefes, mientras tanto, ven la posibilidad de reducir gastos drásticamente. Así que, en el futuro, tal vez veamos una cantidad de viajes de negocios significativamente más baja.

  1. Trabajo remoto.


Los diversos arreglos para trabajar de forma flexible están cada vez más extendidos. Pero, un trabajo prolongado desde casa se considera nocivo para los individuos porque tienden a trabajar más horas. También tiene sus inconvenientes para las compañías, porque eleva los costos de coordinación y se pierden varias ventajas cruciales de estar físicamente presentes, como la construcción de relaciones y de un espíritu de equipo. Por estas razones, antes de la crisis sanitaria había señales de que el espacio clásico de la oficina física vivía una suerte de renacimiento: algunos de los pioneros del trabajo remoto llamaron a sus empleados de vuelta a la oficina.

Ahora que el trabajo remoto es una necesidad, tanto los jefes como los empleados tendrán que desarrollar capacidades y averiguar cómo hacerlo de forma efectiva. Los individuos serán forzados a realizar nuevas rutinas, y las empresas tendrán que encontrar la manera de crear espacios online para que los colegas interactúen fuera de las reuniones formales. Las buenas relaciones en el lugar de trabajo son fundamentales para la innovación y la resistencia de una organización. El coronavirus posiblemente nos fuerce colectivamente a mejorar en el trabajo remoto, lo que puede emerger como una alternativa viable a trabajar.

  1. Alteración de la industria.


Muchos sectores industriales ya estaban en un proceso de cambio significativo antes de la llegada del coronavirus. Los servicios de streaming, por ejemplo, amenazan el modelo de negocio establecido de la creación y distribución de contenido. La economía del “quédate en casa” que requiere el coronavirus, acelerará de forma dramática el cambio de lo viejo a lo nuevo. El cambio llegará tanto del lado de la oferta como del de la demanda. Un creciente número de personas empezarán a usar estos servicios, los disfrutarán y se convertirán en fieles clientes. Y la oferta también cambiará. Los tradicionales serán debilitados y quizá se queden sin negocio, y los agitadores continuarán invirtiendo desde una posición reforzada.

En otros sectores el cambio será igualmente dramático y seguramente para bien. Por ejemplo, la educación superior ha sido lenta en la transición hacia la enseñanza online, pero ahora que el sector se ve forzado a ofrecer módulos en línea, las universidades probablemente no volverán al status quo previo. El cambio ocurre en ráfagas y el coronavirus puede constituir una sacudida externa crucial que transforme partes de nuestras vidas. Aunque creamos que los cambios actuales son temporales, es posible que sean permanentes.