Diferentes actores sociales reaccionaron elogiando o criticando el discurso del nuevo presidente de la República Nayib Bukele pronunciado luego de haber sido juramentado sobre el cumplimiento de la Constitución de la República.

En el discurso, Bukele habló en lenguaje de señas, hizo jurar a su público de que trabajará por el país ante cualquier obstáculo: la crítica más común fue la ausencia de promesas o planes concretos que aplicará en su Gobierno. El elogio fue que el discurso fue elaborado para el pueblo.

El subdirector del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas, Manuel Escalante, tildó el discurso de intimista y señaló que pretendió comprometer al pueblo a defender lo conquistado y la transformación del país, pero advirtió que no dijo cómo, ni habló de derechos humanos, ni de medio ambiente.

Erika Saldaña, presidenta del Centro de Estudios Jurídicos (CEJ), destacó el uso de lenguaje de señas, pero resintió que no hubo líneas estratégicas del próximo gobierno.

Jeannette Aguilar, exdirectora del Instituto Universitario de Opinión Pública (Iudop), se preguntó por el proyecto que cambiará por la historia, y el padre Edwin Baños afirmó que "faltó un compromiso contundente".

Para Eduardo Escobar, de Acción Ciudadana (AC), el nuevo gobernante no habló de grandes estrategias del Gobierno y cree que es necesario explicar a qué se refiere con las barreras que su público juró vencer. "¿Los otros órganos?", se preguntó.

Porfirio Chica aseguró que "aún les falta lectura del proceso para entender el discurso de hoy". "Las versiones corporativas se acabaron", escribió.