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Los croatas votan este domingo en unas elecciones presidenciales de desenlace incierto, en las que la mandataria saliente conservadora debe seducir a la oposición para imponerse frente a un ex primer ministro socialdemócrata.

Los 3,8 millones de votantes eligen entre dos enfoques para este país bañado por el Adriático: la "Croacia auténtica", que la presidenta conservadora saliente Kolinda Grabar-Kitarovic dice representar, y la "Croacia normal" defendida por el socialdemócrata Zoran Milanovic.

El último sondeo da tres puntos de ventaja al ex primer ministro socialdemócrata, pero muestra que el 13% del electorado sigue indeciso.

La segunda vuelta electoral tiene lugar pocos días después de que Croacia asumiera la presidencia rotativa de una Unión Europea que tendrá que gestionar la era pos-Brexit, cuando el Reino Unido salga del bloque.

Estos comicios han dejado patente el ascenso de la derecha dura en un país que se enfrenta a la presión de los migrantes en sus fronteras y, al igual que sus vecinos de los Balcanes, a un éxodo masivo de sus habitantes. Eso sin contar una corrupción endémica.