La guerra que asoló a la extinta Yugoslavia y a los Balcanes en la década de 1990 marcó la infancia de la actual generación de futbolistas de Croacia. Son los casos de la estrella Luka Modric; o del nuevo héroe croata, su delantero Mario Mandzukic, autor del histórico gol ante los ingleses que clasificó a la nación balcánica a la final. Pero también de Iván Rakitic, nacido en Suiza debido al exilio de sus padres, y de los defensores Dejan Lovren y Vedran Corluka.

Todos ellos, y otros más que con anterioridad jugaron durante años en la selección croata, son la generación de refugiados croatas que padecieron y tuvieron que huir de la guerra en los Balcanes. Una historia dramática que ha dejado huella no sólo psicológica y moralmente, sino incluso en el carácter agresivo y desafiante de varios de ellos, en especial en el caso de Mandzukic.

Ellos vivieron la crudeza de la guerra y la crisis de refugiados y desplazados motivada por el peor conflicto armado que ha vivido Europa desde la II Guerra Mundial. Curiosamente en una Europa que hoy observa la reproducción de esta crisis humanitaria de refugiados en sus aguas mediterráneas y en sus fronteras orientales, con millares de personas huyendo de conflictos como los de Siria, Libia y la pobreza africana.

 

Historias de refugiados

Un caso emblemático es el de Luka Modric. Estrella en el Real Madrid, campeón de la Champions League 2018 y pieza estelar de esta selección croata que disputará la final del Mundial, Modric es candidato a ganar este año el Balón de Oro por encima de Cristiano Ronaldo y de Messi.

La infancia de Modric fue dura, ya que sufrió el desplazamiento de refugiados en su localidad natal, Zadar. Modric tuvo que huir con su familia a otras localidades croatas, ya que Zadar era un objetivo constante de los bombardeos de fuerzas serbias, poco después de comenzar el conflicto en Yugoslavia.

El drama familiar tocó al niño Modric. Con sólo seis años debió soportar el hecho de que su abuelo fuera ejecutado por paramilitares serbios en 1991, el año en que comenzó el drama de la guerra que llevó a la desintegración de Yugoslavia y a la guerra en los Balcanes, con la declaración de independencia de Croacia y Eslovenia.

Varios croatas aseguran haber conocido al Modric niño desplazado de la guerra, que vivía en campos de refugiados, jugando al fútbol y regateando con el balón en medio de terrenos plagados de minas terrestres, una vez cesaban los bombardeos serbios. Modric siempre declaró que su dura infancia motivada por la guerra “lo hizo más fuerte”.



Mandzukic es otro caso de refugiado por la guerra en los Balcanes. Nació en la frontera entre Bosnia y Croacia y tuvo que huir con su familia a Zagreb, la capital croata, cuando recrudeció el conflicto en Bosnia en 1992. Muchos aseguran que su carácter agresivo y desafiante en el campo de juego lo forjó precisamente en los distintos campos de refugiados en los que tuvo que desplazarse por esta guerra, y en la violencia cotidiana y la lucha por la supervivencia que tuvo que presenciar desde niño.

Tras la victoria ante Inglaterra, las imágenes de celebración de los croatas mostraron una faceta hasta ahora desconocida de Mandzukic, llorando mientras se abrazaba con sus compañeros, probablemente recordando las dificultades que pasó para llegar hasta la actual gloria futbolística.

Por su parte, Rakitic, estrella en el F.C Barcelona, quizás corrió con algo más de suerte. Hijo de padre croata y madre bosnia, Rakitic nació en Suiza en 1988, tres años antes de que comenzara el drama balcánico. Incluso llegó a jugar en las divisiones sub-17 del país helvético. Pero al regresar a Croacia se decantó por su patria de origen.

Los defensores Dejan Lovren y Vedran Corluka son casos similares. Ambos nacieron en Bosnia Herzegovina. Corluka se refugió al comenzar la guerra en Zagreb, toda vez Lovren huyó con su familia a Alemania vía Croacia. Allí vivió Lovren hasta los 10 años. El defensor croata que actualmente milita en el Liverpool inglés habla desde niño un perfecto alemán. No obstante, sus padres estaban ilegales en Alemania, al no poder conseguir el asilo. Al regresar a Croacia tras el final del conflicto, Lovren se encontró con la barrera idiomática, pues apenas sabía hablar croata. Ambos de origen bosnio, Corluka y Lovren finalmente decidieron representar a Croacia, el país que los acogió durante el conflicto.