Es evidente que la rancia partidocracia ha decidido, en ese pacto de supervivencia en el que vive, que hará cualquier cosa para no desaparecer del panorama político, aun aquellas cosas que no sean del beneficio de la población, aunque quieran hacerlas pasar como tales. La retórica política de baja calidad no les ha servido para “convencer” a una población que ya ha tomado la decisión de expulsarlos por completo del escenario político, desde hace rato.

El pueblo hace sus valoraciones, pero también hace sus juicios, populares sí, pero juicios al fin y al cabo, y en ellos toma posturas, decide, perdona y condena a aquellos actores políticos que considera son sus enemigos y hasta sus verdugos. Así pues, es evidente que el pueblo, en un altísimo porcentaje, ha hecho un juicio popular sobre los nefastos y perversos personajes que han sido señalados de haber llegado a acuerdos con pandillas criminales del país, miembros de la “rancia partidocracia” de Arena y el FMLN, y la decisión ha sido una condena política de ellos.

Más allá de lo que resulte en los tribunales de Justicia o en la Asamblea Legislativa sobre la suerte de estos políticos malnacidos que han traicionado a la patria, y que han pactado con los acérrimos verdugos de gran parte de la población de este país, más allá de esas resultas “legales”, el pueblo ya los ha condenado, y ese veredicto lo va a ejecutar fiel y cabalmente el próximo 28 de febrero de 2021.

Pero alguien que tuviera mediana inteligencia política, pensaría que la mejor estrategia para salir de este “infierno”para partidos políticos señalados de tales actos criminales, enlodados, desprestigiados y completamente defenestrados como referentes políticos en el imaginario de la gente, como son Arena y el FMLN, sería la de demostrarle a la pblación que se separan de los personajes involucrados en tales hechos y que ellos encaren la justicia ordinaria y demuestren su inocencia en tales instancias, separados del partido, pero no, lejos de eso, se ponen a acuerpar a aquellos que ya han sido condenados por el juicio popular y han sido asimilados a los verdugos del pueblo, como son las pandillas criminales, y por ello, con esa “estrategia” torcida y ante los ojos del pueblo, se están poniendo del lado de los criminales que los han estado azotando y atormentando por tanto tiempo, por lo que lejos de estar aplicando una estrategia que contrarrestre la debacle de imagen que tienen, están haciendo todo lo contrario, y por tanto uno ya no comprende bien la cabeza política que asiste a estos partidos, más bien son las emociones y la autoprotección, la que está dictando las decisiones políticas que están tomando.

No logran reparar que están en una vitrina total y absolutamente transparente, adonde la población es conciente en forma clara que las componendas que están intentando hacer para evitar el antejuicio de Norman Quijano, como las mentadas interpelaciones, no son más que cortinas de humo para desviar la atención del público, del tema más trascendental, cual es que uno de los partidos de la partidocracia –de los que más le han hecho daño al país–, cuyo candidato a la presidencia en 2014, negoció con las pandillas criminales y les ofreció prebendas económicas a cambio de favores electorales, según ha señalado la Fiscalía General de la República.

Así pues, el Fiscal General, ante las enormes presiones que debe estar recibiendo, no me cabe duda, de todos los sectores, principalmente de los grupos económicos de poder, de parte y parte, ha decidido lo que yo llamaría un “camino ecléctico”, adonde ha preferido el camino de la “justicia” –o sea cumplir con su papel constitucional y legal–, pero acusando y presentando requerimientos fiscales con “guante de seda”: No decreta detención administrativa –como lo hacen en el 90 % de los casos en este país–, presenta el requerimiento al juez competente directaente y no solicita detención provisional, sino que señala que se sentiría satisfecho con una medida sustitutiva de carácter económica. Por eso es que ha regresado Arístides Valencia, por eso y nada más que por eso.

Y así colapsa la rancia partidocracia, y por ello nuevos actores políticos sustitutivos surgen y la vieja clase política, que se encuentra en una etapa superior de descomposición política, sólo asiste a tomar decisiones erráticas que más los hunden en una fosa de desechos históricos que los mandará directo a los basurales más fétidos de la historia del país. Pues sí, han podido más las mezquindades partidarias, que la inteligencia política…