Si lo que ha dicho el testigo criteriado “Noé” en el juicio contra 425 pandilleros en el denominado caso “Operación Cuscatlán” es cierto, la Fiscalía tiene mucho trabajo por delante. “Noé”, quien pareciera que tiene una extraordinaria memoria, pues aparentemente recuerda nombres, fecha y sucesos casi a la perfección, ha dicho cosas muy interesantes que han dado mucho de hablar.

Según este testigo criteriado, la pandilla a la que él pertenecía y fundó recogía más de $2 millones anuales en extorsiones, así como más de $700 mil de ganancia producto de la venta de droga. Esas cantidades se habrían incrementado durante la mal llamada “tregua” que contó con el aval de los líderes fundadores de las pandillas y el expresidente Mauricio Funes y su gabinete de Seguridad.

“Noé” también declaró que su pandilla tuvo (y seguramente tiene) contactos y nexos con narcos internacionales. Inclusive hicieron tratos con los “Zetas”, una organización delincuencial mexicana ligada al tráfico de armas, a las drogas y al sicariato. Además señaló que algunos de sus miembros pandilleriles fueron capacitados como francotiradores por un alto oficial del ejército. Por si fuera poco también señaló que compraron armas a oficiales militares.

El testigo describió algunos homicidios que fueron ordenados desde las pandillas y ejecutados por otros que con lujo de barbarie cometían los crímenes. Incluso narró el homicidio de un pandillero al que mataron porque descubrieron que era gay. Según su declaración, durante la tregua tuvieron grandes privilegios en los diferentes penales, como traslados a su antojo, salidas con el aval de las autoridades y otros.

Todos recordamos que durante la famosa “tregua” “disminuyeron” los homicidios, pero incrementaron las extorsiones y los desaparecidos. En realidad los homicidios no bajaron, solo que aumentaron las fosas clandestinas donde las pandillas enterraban a sus víctimas e incrementaron las extorsiones, lo que les permitió organizarse mejor como estructura terrorista.

De todo lo declarado por “Noé” lo que más agitación mediática generó fue la confirmación de los temores de la ciudadanía, en el sentido de que los partidos a través de algunos de sus miembros de sentaron a negociar con ellos. Es decir, que a cambio de votos no les importó en ningún momento negociar con el dolor de la población.

Según este testigo los pandilleros se reunieron con el ya fallecido alcalde de Ilopango Salvador Ruano y con otros dirigentes o funcionarios políticos, entre ellos los areneros Ernesto Muyshondt, Ernesto Angulo y Norman Quijano, así como con los efemelenistas Benito Lara, Arístides Valencia, Medardo González y José Luis Merino. De todos, solo Muyshondt ha aceptado que tuvo reuniones con las pandillas cumpliendo una misión partidaria. En el caso de Valencia, pues un vídeo que pulula en las redes sociales lo delata. Los demás políticos se han mantenido en silencio o lo han negado, aunque aparentemente la Fiscalía cuenta con esos vídeos que durante el juicio, específicamente el 7 de octubre, pidieron que no se reprodujeran durante el juicio.

Aunque el testigo parece muy convincente, recordemos que es criteriado y que eso lo convierte en alguien tratando de salvarse a costa de delatar a los demás. Muchos criteriados, me atrevo a pensar que la mayoría, han mentido e involucrado a personas inocentes, pues su objetivo es evitar una condena. Aún así no puede pasar desapercibido su testimonio, el cual debe contar con un complemento de pruebas periféricas, por lo que la Fiscalía debió proponer que esos videos se hubiesen visto en el juicio.

Yo confío en que la Fiscalía abrirá sendos expedientes contra los mencionados, especialmente si cuenta con los vídeos. Igual creo que investigará a los altos militares que supuestamente vendieron armas de grueso calibre a las pandillas y prepararon con francotiradores a algunos pandilleros.

Igual confió en que seguirán en la búsqueda de testigos criteriados para que les informen sobre la ubicación de las fosas clandestinas, en busca de las víctimas que fueron desaparecidas y que “oficialmente” no cuentan ni contarán como homicidios, pues si encuentran a tres personas que fueron asesinadas y enterradas a principios de octubre pasado, no las suman a las estadísticas ya oficializadas.

Las extorsiones han incrementado. Si es cierto que antes una sola pandilla obtenía $2 millones, una cifra que me parece corta, ahora de seguro debe ser mucho más. Sí “Noé” miente, la Fiscalía tiene mucho trabajo por delante. Muchísimo.