Ya han pasado cuatro semanas desde que decidimos movernos al campo. Mi edad y condición de comorbilidades me sitúan en un grupo de alto riesgo para el COVID-19. Cuatro semanas de alejamiento de mis hijos, de mis nietos. Mi hermano, me dice que tenga paciencia, que esta situación no durara toda la vida. ¿Pero me pregunto y cuanta vida me queda? ¿Y cuántos días de esa vida tengo que estar sin sentir las miradas dulces de mis nietos? ¿Sin sus besos ni sus abrazos? Y me pregunto, ¡por dios santo! ¿cuándo terminara este aislamiento, esta soledad, este sufrimiento? Angustia, frustración y miedos, se intercambian en mis días. Así escribe, una salvadoreña su situación debido al COVID-19.

¿Cuándo terminará? una pregunta difícil de contestar. La historia nos dice que existe más de un camino en que brotes de enfermedades infecciosas en el pasado, han llegado a su fin. Un camino, el médico, es el indicado por las autoridades sanitarias. Este camino se basa en la información epidemiológica recolectada por las autoridades nacionales de cada país, y que guía las intervenciones de salud pública. Este camino es el que observamos que muchos países como Nueva Zelanda, y algunos otros países europeos, están tomando. En algún otro país, la situación política o económica, predomina y guía las decisiones sanitarias. Algunos países como los Estados Unidos están tomando ese camino. Pero la historia de pandemias pasadas nos cuenta de otro camino, El camino social. Este camino es el determinado por la gente, cuando la epidemia de miedo termina.

“Cuándo la gente pregunta, ¿cuando terminará esto? Ellos se refieren acerca del camino social en el fin de la epidemia” dice el Dr. Jeremy Greene, profesor de historia de la medicina en la universidad John Hopkins, en Baltimore. En otras palabras, un brote epidémico puede terminar no porque se ha roto la cadena de transmisión de la enfermedad infecciosa, o porque ya no haya más infectados o muertos, pero porque la gente se ha cansado de tenerle miedo y decide convivir con la enfermedad. El martes, el famoso Dr. Fauci, testificó ante el senado de los Estados Unidos, y se pronunció en contra de los planes de apertura de dicho país. Pero como bien lo dice, Allan Brandt, profesor de historia de la universidad de Harvard, la apertura en ese país, esta siendo determinada por procesos sociopolíticos, en contraposición de los procesos e indicaciones de salubristas como el Dr. Fauci.

La peste bubónica, la famosa peste negra. Una pandemia del siglo 14, también se inició en China en el ano 1331, devastando a la mitad de su población. Desde ese país, y siguiendo las rutas del comercio de esa época, la enfermedad se movió a Europa, África del norte y el Oriente Medio. La mitad de la población en Siena, Italia, murió. La pandemia terminó, pero nadie sabe por qué. En Florencia, la gente se cansó de tenerle miedo, enfrentando la infección, de acuerdo con escritos de Bocaccio, de diferentes formas como “bebiendo y disfrutando la vida, cantando y bailando, olvidándose de la peste y tomándola como una gran broma.”

La misma pandemia de Influenza de 1918, tuvo un final más sociopolítico que médico. Su mismo nombre de “gripe española” lo denota. Esta epidemia no tuvo su origen en España, como su nombre lo indicaría, sino en Kansas, Estados Unidos. En los últimos meses de la 1ª guerra mundial, un soldado se presentó en la enfermería de Fort Riley, con fiebre. En cuestión de días, cientos de soldados caerían agobiados con síntomas similares. El gobierno de ese país, enfrascado en una guerra con Alemania, decidió esconder la gravedad de la situación para no afectar la moral de su ejército. Soldados enviados al frente europeo, trajeron consigo la nueva variante del virus circulando en las trincheras atestadas por jóvenes soldados, que de alguna manera mutó hacia una variante viral mucho más agresiva y virulenta. Esta nueva cepa se diseminó por toda Europa y el mundo. Al término de dos años, entre 50 y 100 millones de personas habían fallecido. Fue España, país no involucrado en el conflicto, que anunció los estragos del nuevo virus, de ahí el nombre equivocado de gripe española.

Pero entonces, ¿Cuándo terminará la pandemia del COVID? Muy probablemente, como la historia nos dice, cuando nos cansemos del miedo y nos decidamos a convivir con el SARS-CoV-2, entonces terminará.