Es demasiado pronto para hacer una estimación completa de los efectos políticos, económicos y sociales de las medidas para prevenir y frenar el posible ingreso del coronavirus. Sin duda la cuarentena va a demandar, de cada uno de nosotros, poner lo mejor que tengamos para salir adelante. Toca ser parte de la solución, no ser parte del problema. Está en juego el interés superior de la Nación.

Cabeza fría, sensatez, buen juicio se necesitarán para analizar la nueva realidad, generada por la propagación mundial de la enfermedad y las medidas drásticas que se están adoptando para frenarla.

Está claro que por un lado se “mantienen indemnes todas las actividades comerciales, incluyendo la importación y la exportación”. Por otro lado se anunció que se pedirá a la Asamblea Legislativa un paquete de financiamiento de unos $2,000 millones para enfrentar la crisis económica: “vamos a pedir todos los proyectos que tengan en carpeta terminada, vamos a unir todos esos, más todos los proyectos que el Gobierno tiene y vamos a presentar un solo paquete económico a la Asamblea Legislativa y el financiamiento”, además el mandatario detalló que entre las medidas también está prohibir las aglomeraciones mayores de 500 personas, que incluye conciertos, partidos de fútbol, por 21 días.

Es una realidad que la pandemia ha sido el detonador del estallido de una nueva crisis económica mundial, aunque todas las fuentes consultadas coinciden que los factores de esta nueva crisis financiera, estaban presentes desde hace varios años.

Hay sectores que ya tienen problemas, el turismo y las líneas aéreas, debido a las restricciones para el ingreso de ciudadanos de los países donde hay casos de Covid 19. En la industria hotelera de los Estados Unidos los números que se están viendo se parecen a los de 2008. Hay recorte de horas laborales y la ocupación de habitaciones ronda el 30 %. Hoteles de gran demanda cercanos a los aeropuertos tienen menos del 40 % de ocupación.

Existe un corte en las cadenas de suministro de materias primas de industrias salvadoreñas, pues China es uno de los tres principales países de origen de nuestras importaciones. Muchas empresas tienen algún tipo de relación de negocios o actividad comercial con China y están afectadas. Es de esperarse por la situación mundial que la inversión extranjera directa y las exportaciones se compliquen.

No todo es negativo para el país. Si la disminución del precio internacional del petróleo se mantiene, se daría una disminución de los precios de la gasolina. Pero hay que tomar en cuenta que los contratos de compra de crudo se hacen en forma mensual y posibles disminuciones del precio de los combustibles solo se podrán ver reflejados en abril.

El coronavirus gatilló la desaceleración que experimenta la economía, que se puede convertir en una nueva recesión. Todo dependerá de la intensidad y duración del Covid 19 en el mundo y de las medidas que se tomen. Salidas hay.

Habrá que esperar cómo evoluciona la situación y conocer hasta qué punto los organismos internacionales disminuirán las previsiones de crecimiento de la economía para 2020.

Ser parte de la solución significa que las universidades, los tanques de pensamiento, las organizaciones sociales, las iglesias trabajen para construir soluciones, para que los cambios en la economía, afecten lo menos posible a los salvadoreños.

En términos económicos, ser alarmistas, propagar el miedo, es contraproducente. Los medios de comunicación y las redes sociales tienen una gran responsabilidad en ese sentido, pues si el miedo se irradia, sus efectos serán devastadores. Definitivamente esto afectará las decisiones de inversión extranjera y consumo.

Las compras por pánico pueden elevar los precios e impedir que las personas que realmente necesitan determinados bienes no los consigan. Es impresionante, las compras de papel higiénico, se han incrementado exageradamente, como consecuencia del pánico, la gente tiene miedo de perder el control y al comprar papel higiénico sienten que pueden mantener el control sobre la higiene y la limpieza.

Hay que esperar como se ajustan los mercados y estar atentos a lo que pueda pasar en la economía de Estados Unidos, analizar ¿Cuál será el impacto en el consumo, en el empleo?, ¿Qué va a significar todo esto para la economía familiar?

La vida sigue, no podemos quedarnos paralizados, esperando a ver qué pasa. Lo que se necesita para salir de la crisis es, analizar la realidad objetivamente, con pensamiento crítico, visión de país y actuar con prudencia y racionalidad en función de salir de esta coyuntura con el mínimo impacto. Esta debe ser la actitud.