Los cargos contra el presidente Donald Trump por los que fue sometido a juicio político fueron: abuso de poder y obstrucción a la justicia. Foto: AFP


El Senado de Estados Unidos absolvió el miércoles al presidente Donald Trump de los cargos de abuso de poder y obstrucción al Congreso después de un juicio histórico de destitución que dejó en evidencia la división del país, la firme autoridad del presidente en la interna republicana y la capacidad oratoria del demócrata Adam Schiff, quien ejerció el papel de fiscal jefe.

A continuación, cuatro lecciones del proceso en contra del millonario republicano:

Un país partido en dos
El juicio por el llamado escándalo ucraniano ilustró la profundidad de las diferencias entre demócratas y republicanos en el Congreso, pero también las que dividen a los estadounidenses de a pie bajo la poco ortodoxa administración del magnate inmobiliario y exestrella de la televisión.

Para los demócratas, Trump es un líder peligroso que cree estar por encima de la ley. Para los republicanos, el presidente es víctima de una campaña orquestada por sus enemigos para impedir su reelección.

Según las encuestas, prácticamente la mitad de los estadounidenses quieren que Trump sea expulsado de la Casa Blanca, opinión que sostienen 85% de los votantes demócratas y 10% de los republicanos.

Republicanos alineados

Trump ganó la interna republicana en 2016 a pesar del rechazo abierto de algunos integrantes de ese partido, pero hoy ostenta control total sobre sus tropas, a las que exige lealtad absoluta.

Desde su cuenta en Twitter, su arma favorita, retribuye con elogios a quienes lo defienden y se encarga de fustigar a los disidentes.

En el Congreso, el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, es su aliado y mantiene a los legisladores del partido alineados.

A pesar de que dos senadores republicanos votaron a favor de llamar a testigos, lo que hubiese estirado el juicio, el lado de Trump ganó finalmente, dejando al margen el testimonio de gente como el exasesor John Bolton.

En la votación final por condena o absolución, solo un senador republicano rompió filas con su partido y declaró a Trump culpable. Fue Mitt Romney, que llamó las acciones del presidente un "terrible abuso de la confianza pública"

Instituciones dañadas

La polarización está haciendo mella en el trabajo del Congreso. Desde que los demócratas retomaron el control de la Cámara de Representantes en 2019, cientos de leyes aprobadas por ese organismo han sido frenadas por el Senado, de mayoría republicana.

El impeachment no ha hecho sino tensar aún más esta situación, lo que deja a cualquier acuerdo entre demócratas y republicanos como algo prácticamente imposible.

Esto ha impedido que el juicio a Trump sea justo, dijo la senadora republicana Lisa Murkowski, quien votó por la absolución a pesar de considerar la conducta del presidente fue errada.
"Me entristece decir que, como institución, el Congreso ha fallado", dijo.

Schiff, gran orador

Schiff, fiscal jefe del juicio, cautivó por horas a los parlamentarios con sus detallados y hábiles discursos sobre lo que ocurrió en el escándalo, que condimentó con expresividad teatral.

En una de sus últimas exposiciones, Schiff dijo que Trump debía ser removido de su cargo "porque lo que está bien importa y la verdad importa". "De lo contrario, estamos perdidos", dijo.

La actriz Alyssa Milano, que observó partes del juicio desde la galería pública, elogió la actuación de Schiff. "Fue realmente interesante, especialmente desde la perspectiva de un actor", dijo.

Hasta el senador Lindsey Graham, defensor radical de Trump, dijo que Schiff había hecho "un buen trabajo".

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