Disney se ha propuesto lanzar todos sus clásicos animados en acción real, o mejor dicho a lo salvadoreño “a versiones de carne y hueso”. En lo que va del año, han estrenado dos producciones que van dejando un sabor amargo, con ciertas pizcas de dulzura. Sin embargo, ¿Será que la casa del ratón Mickey no tiene nuevos elementos que aportar en nuevas y originales producciones?

La primera en estrenar, en marzo pasado, fue la aventura del clásico animado de los años 40’s, “Dumbo”, que contó con la dirección de Tim Burton y con las actuaciones estelares de Michael Keaton, Danny Devito, Eva Green y Collin Farrel. Como todos esperaban, suponía una creación más colorida y psicodélica de esta producción que se llevó a casa un premio Óscar en 1942, por su banda sonora compuesta por Frank Churchill y Oliver Wallace.

No obstante, sucedió todo lo contrario y obtuvimos una versión bastante oscura, que llegaba a lo sombrío y deprimente de los años 40 y que por momentos parecía envolver la atmósfera en un cuento de terror, más que en una fantasía, muy distante de lo que Tim Burton había trabajado en Alicia en el país de las Maravillas y mucha más alejada a la animada.

Asimismo, la historia que tan sólo duraba una hora en la versión animada, fue extendida para esta nueva adaptación, haciendo que por momentos perdiera el eje conductor de la misma, o sea, retratar la historia del elefantito, centrando más su atención en la vida de una familia que quiere protegerle, lo que levanta la pregunta: ¿Es está una película sobre Dumbo o de ciertas personas que por destino se juntan con Dumbo?

Otro de los aspectos que mantiene está versión es la impresión de ciertos personajes que parecen forzados y creados de forma muy plana, como la acróbata que interpreta Eva Green, y el personaje de Michael Keaton, que es representado con todas las características típicas de un villano que de primas a primeras nunca se podría confiar en él; sin embargo, la inocencia de los personajes principales hace que caigan en su egoísmo y narcisismo desmedido.

Por otra parte, en mayo, estrenó Aladdino, basado en su homónima de los años 90’s. Si bien Dumbo se caracterizó por lo lúgubre, Aladdin deslumbró por su color, retomando la clásica banda sonora que en 1993 le otorgó a la cinta dos premios de la Academia, una como mejor canción original por “Un mundo Ideal” y el segundo Óscar por mejor banda sonora.

No obstante, el encanto musical de esta nueva versión dirigida por Guy Ritchie parece sentirse forzada, en la que los actores, aparte de no tener mucho parecido con los personajes, no logran sincronizar las coreografías al tono que por momentos toma la película, así como también de incluir tomas innecesarias en cámara lenta, lo cual es bastante característico del director.

Similarmente, dentro de las actuaciones, la caracterización de Will Smith deja bastante que desear al interpretar al carismático Genio, y que, a diferencia de la primera versión, se le extiende un poco el arco argumental de su historia. Aquí se siente falso, irreal e incluso los animales como el mono de Aladdín, Abú, y el tigre de bengala de Jasmín, Rajah, son más convincentes en su diseño que el propio Genio.

Algo dentro de la producción que está bien logrado es el diseño de vestuario y el diseño de producción, los cuales retratan una magnífica y colorida ciudad de medio oriente, Agrabad.

Asimismo, resalta también dentro del film el empoderamiento femenino de Jasmín,pese a vincularse en una sociedad marcada por el machismo, y que en esta ocasión le dieron un poco más de protagonismo que la versión animada. Aunque no se puede decir lo mismo del villano Yafar, que parece bastante tonto y nada intimidante como lo marcó la animada.

Esta versión adaptada, deja un tono bastante bajo comparado con lo que se esperaba, y más parece que fuese una versión bollywoodense o de teatro, más que una película que lleva el sello de Disney.

¿Logrará el Rey León romper la racha? En julio lo sabremos.